COLUMNA INVITADA

El corazón del Estado Mexicano

La institucionalidad mexicana puso a disposición del interés general toda su fuerza, todo su corazón y toda su capacidad

OPINIÓN

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Ricardo Peralta/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A lo largo de muchas décadas, el Estado Mexicano se relacionó más con la fuerza que con el corazón, una herencia derivada principalmente del autoritarismo y del uso discrecional que las viejas élites en el poder hicieron de las instituciones para lograr imponer los intereses individuales de unos cuantos, por encima del interés general de la nación.

Millones de mexicanas y mexicanos sólo vieron de frente al Estado cuando infringieron una norma de tránsito, cuando los buscaban para una recaudación de impuestos que jamás se veía reflejada en los servicios de su cotidianidad, o simplemente, cuando se acercaban las campañas electorales.

Sin embargo, un elemento fundamental de la Cuarta Transformación de la vida pública nacional es el acercamiento del Estado a las mayorías sociales a través de la faceta del cuidado y la protección social, a través de los programas sociales, punta de lanza del proyecto de gobierno del Presidente López Obrador.

Desde finales de 2018, el Estado se aparece en tu puerta, reflejado en la cara de miles de servidoras y servidores de la nación, funcionarios con profunda vocación social, para preguntar por tus necesidades, y para llevar casa por casa la información sobre los distintos apoyos que hoy son un derecho constitucional de los grupos vulnerables.

Esta estrategia de acercamiento público tiene la virtud de que puede penetrar hasta el corazón mismo de la marginalidad y de la exclusión, llegando a los rincones donde ningún tipo de autoridad legítima había llegado hasta ahora, para acompañar a sus compatriotas.

La institucionalidad mexicana puso a disposición del interés general toda su fuerza, todo su corazón y toda su capacidad, reflejada no solo en los programas, sino también en los servicios públicos, como el IMSS, la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas, bajo el paradigma del cuidado a las vulnerabilidades y carencias más importantes de la ciudadanía.

Entonces, ¿por qué debería sorprender a algunos que sea el mismo Estado el que encabece la estrategia de protección a los distintos sectores sociales, impulsando la compra, la distribución y la aplicación de la vacuna contra el coronavirus? La oposición es perfectamente consciente, porque eso hizo cuando gobernó, de que cualquier crisis social, y especialmente una crisis sanitaria de proporciones mundiales, era un pretexto perfecto para los negocios desaseados, las ganancias desmesuradas y las tranzas de toda naturaleza.

Hoy les molesta no poder administrar el presupuesto, no poder ejecutar contratos a sobreprecio con empresas amigas para financiar sus campañas electorales o no poder utilizar el pretexto de la emergencia para la contratación desmesurada de deuda pública.

Pero ni modo, un Estado fuerte, es el que mejor cuida de su gente y el que más corazón muestra con aquellos que más lo necesitan. Vienen tiempos de solidaridad, y las instituciones estarán a la altura.

POR RICARDO PERALTA
@RICAR_PERALTA