TRES EN RAYA

El tamaño del engaño

Primero se dijo que a finales de diciembre se contaría con un millón 400 mil vacunas en territorio nacional. Después, el jueves 24 por la mañana, se cambió la fecha (no la cantidad de dosis que arribarían a México) para finales de enero. Más tarde, la cifra fue desmentida por Hugo López-Gatell.

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán/ Tres en Raya/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Primero se dijo que a finales de diciembre se contaría con un millón 400 mil vacunas en territorio nacional. Después, el jueves 24 por la mañana, se cambió la fecha (no la cantidad de dosis que arribarían a México) para finales de enero. Más tarde, la cifra fue desmentida por Hugo López-Gatell, quien informó que la compañía Pfizer estará entregando 230 mil dosis semanalmente a partir de la segunda quincena de enero, con lo cual el número originalmente contemplado de vacunas se alcanzaría hasta finales de febrero. 

Y lo anterior suponiendo que el millón 400 mil vacunas fuera equivalente al número de dosis, lo que no es cierto pues sabemos que se requieren dos dosis para vacunar a cada persona. Ya podemos entonces retrasarnos aún más...

Una de dos: o esta oscilación en cifras muestra el desconocimiento que hay dentro del mismo gobierno de lo que sucede con las vacunas, o es una simulación de la 4T para hacer sentir que todo se desenvuelve sin problemas. Me parece que los números y los tiempos marcan lo segundo.

Un cuenta rápida —usando la cifra dada por López-Gatell (230 mil dosis a la semana)— refleja que en un año (52 semanas) se alcanzaría a cubrir lo necesario para 11,960,000 vacunas. Esto es, ni siquiera el 10% de la población mexicana. A ese ritmo, nos llevaría más de 10 años llegar a la vacunación total en nuestro país.

Supongamos que, entre Pfizer y otras marcas de vacunas, se pudieran alcanzar el millón de vacunas a la semana. Al año se tendrían 52 millones de dosis, lo que se acercaría al 50% de la población. Tardaría dos años tener a todos los mexicanos vacunados. 

Algunos dirán que el tiempo es adecuado dado que en Estados Unidos prevén tardarse un año en inocular a toda su población. Pues no, eso estaría equivocado ya que nuestro país vecino tiene una población dos veces más grande (330 millones de personas). 

Ya sabemos que la primera entrega de vacunas que llegó a México fue solo simbólica. Recibimos 3,000 vacunas. El pretexto oficial fue que se trataba de “calibrar la cadena de frío”. ¡Venga ya! Con el perdón de todos, Pfizer no requiere calibrar la cadena de frío porque esta ya se tiene incluida en el sistema en el que viajan las dosis. En dado caso, pudo haberse tratado de una “muestra” para confirmar la logística tanto de DHL como del gobierno mexicano. Pero entonces,  ¿para qué el simulacro que se tuvo esta misma semana por parte del ejército?

También llama poderosamente la atención que pese al odio visceral de la 4T contra el neoliberalismo, la ciencia, las empresas privadas y los monopolios, irónicamente el gobierno ha terminado acudiendo a todos estos y convirtiéndose en un monopolio en el proceso de vacunación contra el covid. Sí, su obstinación en ser el único que puede comprar/distribuir/vacunar en todo el territorio nacional, solo lo hace un acaparador e incentivará un mercado negro de vacunas que, por el tipo de producto del que se trata, será muy peligroso.

El que una vacuna a nivel mundial se haya conseguido desarrollar en un término menor a un año, cuando son investigaciones que llevan al menos quinquenios, muestra la importancia, la necesidad y el lucro (eso también hay que decirlo) de invertir en la ciencia. Aunque lo anterior jamás lo admitirá la 4T, a estas alturas al menos algo de los mil millones de dólares que pagará el gobierno por las vacunas se podría haber ahorrado el país si en México se hubiera invertido adecuadamente en ciencia en los últimos 20 años. 

Pero con el desmantelamiento dado en estos dos últimos años de la investigación y avances en cualquier rubro de la ciencia en nuestro país, no sorprende que la vacuna sea vista como un milagro, tal como lo señaló López Obrador en su mensaje navideño. 

La ciencia no funciona, sin embargo, con base en efectos paranormales. Requiere tiempo, estudio, investigación y metodología para progresar. Pero mientras la ciencia neoliberal y la competencia de libre mercado brindan al mundo una cura para la pandemia que tanto daño causa en todo el orbe, en México se seguirá privilegiando la yunta, la construcción tradicional sin mejoras de avanzada y el transferir dinero a Cuba a través de sus médicos, en lugar de invertir en nuestros doctores e investigadores.

Por lo pronto, y en lo inmediato, hagamos uso de la ciencia matemática y no caigamos en otro error: requerimos multiplicar al menos por cinco la cantidad de vacunas que ingresarán semanalmente a nuestro país. Si se quiere llegar a la vacunación total de la población mexicana a finales de julio, como fue publicitado por el gobierno federal , se tendrían que traer —y aplicar— al menos 2.3 millones de dosis a la semana. De ese tamaño es el engaño en el que nos encontramos.

POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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