Distintas autoridades a nivel federal y local juegan un rol fundamental para atender y mitigar los impactos de la contingencia provocada por la pandemia del Covid-19, en específico en materia de: salud, economía e impacto social.
En el primer caso, la salud ha sido sobradamente discutida en torno al número de personas contagiadas y fallecidas, así como la importancia del despliegue logístico durante los próximos meses para proporcionar al mayor número de población la vacuna; en el caso de la economía y el impacto social -de acuerdo con el semáforo epidemiológico-, así como se ha informado por autoridades y especialistas, estamos viviendo un “segundo cierre” de distintas actividades que involucrarán mayores retos durante los próximos meses para las familias mexicanas.
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En este sentido, dos referencias deberían centrar y ser el ancla en el diseño de políticas públicas en el país, pero especialmente en las zonas metropolitanas, para mitigar los posibles efectos devastadores de la pandemia y crisis económica. En primer lugar, las estimaciones del Banco de México (BANXICO) sobre la contracción del PIB del 8.9% al finalizar el año; y, en segundo lugar, la pérdida de empleos acumulada al mes de julio de alrededor de 925 mil -es posible que la tasa anual de decrecimiento sea del 4%-.
Es así como estos datos empiezan a permear en una realidad que vivimos todos los mexicanos día a día: la calle. Personalmente y valga como ejemplo, en un trayecto desde el sur de la ciudad de México a mi domicilio me encontré con tres realidades, que si bien es cierto no son nuevas, percibo que en número están aumentando: un primer caso, de un adulto con un vehículo de modelo reciente que pedía apoyo para la gasolina (a los tres días seguía ahí pidiéndolo); un segundo caso, la presencia de un mayor número de limpia-parabrisas y en más lugares; y finalmente, la cantidad de personas que buscan un ingreso por ventas informales o donativos en los supermercados.
Adicionalmente, hay algunos datos que deberían convocarnos para trabajar urgentemente gobierno y sociedad. Recientemente y en el marco del Covid-19 se estimó que un aumento de 1% en la tasa de desempleo podría incrementar en 0.65 la tasa de personas en situación de calle por cada 10,000 personas, lo que traería para el caso de la CDMX un aumento de alrededor del 40-45%.
Ante esta realidad, en ningún caso debe justificarse el que otros sectores de la sociedad estigmaticen o criminalicen a dicha población por el sólo hecho de procurar llevar, desde un espacio legítimo, el sustento a su casa o encontrar una forma de sobrevivir; por el contrario, gobierno y sociedad, debemos trabajar de manera más profunda y acelerada para reflexionar sobre las dificultades del contexto y encontrar mejores políticas públicas para enfrentar la crisis que vivimos.
POR EMILIO SUÁREZ LICONA
CONSULTOR Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA
@EMILIOSL