COLUMNA INVITADA

Los desencantados

Las recientes encuestas indican que la mayoría no reprueba al presidente, pero sí a su gobierno

OPINIÓN

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Guillermo Lerdo de Tejada / Columna Editorial / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Esta semana se cumplen dos años del gobierno de López Obrador. En este contexto, uno de los diagnósticos que más se repiten es que vivimos en un país sumamente polarizado y que así llegaremos a las elecciones de 2021; esto es una verdad a medias. Es cierto que hay dos sectores de la población bien definidos: el lopezobradorismo militante y el anti-lopezobradorismo ferviente. Estos segmentos de la ciudadanía tienen opiniones muy firmes, que difícilmente cambiarán, independientemente de razones, argumentos o realidades.

Sin embargo, en medio de estos polos hay millones de personas que votaron por López Obrador, con la esperanza genuina de un cambio, pero que no necesariamente refrendarían su voto por ese proyecto a la luz de los resultados. Este conjunto de ciudadanas y ciudadanos son parte de ese electorado a veces llamado indefinido o cambiante, gracias al cual Morena ganó en 2018.

Se trata de un grupo heterogéneo: son las clases populares que hoy tienen peores servicios médicos, y también las clases medias de profesionistas para quienes hoy es más difícil conseguir un empleo. Son los gremios de científicos, artistas y académicos a quienes se les han quitado apoyos, igual que los servidores públicos a quienes les han reducido sus ingresos.

Son los grupos indígenas, ambientalistas y los colectivos de mujeres, cuyas exigencias fueron borradas de la agenda del gobierno. Son tanto los periodistas a quienes se les ataca como las familias de víctimas a quienes se les ignora. Son, en resumen, todas las personas que hoy experimentan mayor violencia, abusos e incertidumbre, y menor calidad de vida, bajo un gobierno más preocupado por concentrar el poder que por resolver los problemas nacionales.

Las recientes encuestas indican que la mayoría no reprueba al presidente, pero sí a su gobierno. Al mismo tiempo, tampoco están viendo, en este momento, a los partidos de oposición como una alternativa que los represente. Por eso, este amplio segmento de la población no está polarizado, está desinteresado: más que inclinarse a favor o en contra del presidente, empieza a creer que todas las opciones son igual de malas y cada vez se interesa menos por enterarse o participar en asuntos púbicos.

Que este sector de la población se desmovilice políticamente es sumamente grave para nuestra democracia. Sin ese grupo, las elecciones de 2021 –cruciales para construir un urgente contrapeso en el Congreso- se reducirán a una lucha de clientelas, donde el lopezobradorismo, utilizando los recursos públicos, será quien lleva la delantera

Más que caer en la batalla estéril de la polarización, la oposición debe subir la mira, ser más pragmática e inteligente. Encontrar la forma de salirse de la narrativa auto afirmativa de AMLO, para construir sus propios espacios y canales de comunicación con este grupo intermedio de desencantados.

Dos años de fracasos no serán suficientes para derrotar al oficialismo si no se convence al segmento de votantes indefinidos que fue la clave para encumbrarlo. A estos sectores hay que entenderlos antes que condenarlos, hay que recoger sus demandas y darles canales creíbles de representación. De ello, en gran medida, depende el futuro del país.

POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE (@GUILLERMOLERDO)

DIPUTADO CIUDADANO EN EL CONGRESO DE LA CIUDAD DE MÉXICO