El 2020 quedará marcado como el año de la COVID-19, la recesión económica, las perdidas humanas y del avance de una ola populista a nivel mundial sin precedentes, pero sobre todo, como el año en el que nuestros errores marcan una posibilidad de un nuevo comienzo, una nueva oportunidad. Ha sido un año marcado por acontecimientos que consideramos sin precedentes y fatales. A pesar de esto ser nuevo para nuestra generación, no lo es para nuestra especie animal. Los seres humanos hemos sobrevivido distintas pandemias, crisis económicas y guerras que nos han azotado, modificando a través del tiempo nuestra ideología y manera de vivir. Renegamos a entender nuestro rol en la esfera que habitamos y en saber que hemos sido causantes de nuestros propios males. Es una realidad que hoy nuestra especie atraviesa hechos concatenados que ponen en jaque nuestra supervivencia, mas allá de la comodidad que hemos podido disfrutar durante miles de años.
Este año nos ha orillado a replantear muchas situaciones desde la percepción individual. A pesar de cohabitar un mundo globalizado y de compartir una ciudanía de mundo en donde la tecnología nos ha permitido el acceso rápido y sencillo a cualquier producto y servicio, hoy nos encontramos más lejos que nunca de nuestra esencia natural como seres humanos, incumpliendo nuestro rol como especie en niveles que ponen los ideales de sustentabilidad cada vez mas distantes. Lo anterior no configura una aseveración absoluta, pues es de reconocerse que existen ángeles terrenales que nos dan esperanza y visión de un futuro mucho más próspero, en donde el mayor activo es el equilibrio y la felicidad de nuestra especie.
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Son muchos los días que se publican opiniones de acontecimientos sociales, económicos y políticos, pocos los días que podemos sentarnos a conversar con nuestra familia y nosotros mismos acerca de esta reconfiguración que presenciamos y que nos negamos a entender y asimilar para poder sobrevivir y dar paso a un mejor mundo a las generaciones venideras. Pareciera lección de vida, pero, la humildad para afrontar los retos hoy recae en saber escuchar y construir desde la inteligencia y raciocinio que como Sapiens Sapiens gozamos. Estamos obligados a crear un nuevo consenso mundial liderado por nosotros mismos usando la tecnología como herramienta y no como arma de destrucción masiva. El reto es reinventarnos desde la individualidad para mejorar nuestro entorno inmediato y hacer frente como sociedad a los retos globales tales como la pandemia, cambio climático, pobreza y radicalismos que se contraponen al proceso evolutivo natural de nuestra especie.
“No es lo que somos, es lo que podemos hacer” y confío en que saldremos adelante y recordaremos el año 2020 como el año en el que la especie humana se reconfiguró, y dio paso al aseguramiento y protección de las generaciones futuras. Soy, eres y somos, pero también puedo, puedes y podemos ser. Es momento y siempre lo será, estoy seguro.
POR DIEGO A. SÁNCHEZ-LABRADOR
ABOGADO
@DIEGOSANLAB