Un tema de conversación recurrente ha sido el nombramiento de las candidatas y los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que tendrán el reto de ganarle la elección al bloque conservador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN), hermanados en la mayoría de los estados en defensa de sus privilegios.
Por el momento la oposición tiene pocos prospectos que emocionen, empezando por los propios coordinadores de la alianza: ni Marko Cortés, ni Alejandro Moreno, ni mucho menos Jesús Zambrano, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) dicen algo nuevo a millones de mexicanos hartos de la corrupción y de la impunidad.
Y la propia idea de que los dos partidos que simulaban ser antagónicos en el sistema político mexicano, el PRI y el PAN, se presenten en alianza, desincentiva de manera natural a los sectores más ideologizados de estas organizaciones política.
Cualquier panista que confíe en su instituto político porque durante décadas se enfrentó al partido único, y fue pieza fundamental para construir la democracia, estaría decepcionado de que hoy ese partido único tan ensuciado por la corrupción y el abuso fuera su compañero de fórmula. Por otro lado, cualquier priista que escuchara hace unos días al senador Gustavo Madero decir que en el PAN serían capaces de unirse “con delincuentes para evitar un mal mayor” creo que lo haría sentirse poco orgulloso de la opinión que sus aliados tienen de ellos.
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Del otro lado del espectro político se está utilizando el mismo método con el que Morena renovó a su dirigencia: la encuesta abierta en los estados donde el consenso no fue posible. Así, Morena ya está anunciando algunos de sus precandidatos y precandidatas: la exsenadora y alcaldesa de Álvaro Obregón, Layda Sansores, para Campeche; el profesor Víctor Castro, uno de los más importantes fundadores de la izquierda democrática en México, para Baja California Sur; Marina del Pilar Ávila, la actual alcaldesa de Mexicali, para Baja California; Clara Luz Flores, alcaldesa de Escobedo, para Nuevo León; y Lorena Cuellar, una mujer de amplios valores progresistas y probados resultados, para Tlaxcala.
Mientras, los precandidatos de oposición, ni siquiera son un rumor, y eso que aún falta el anuncio oficial de Morena en diversos estados importantes para el obradorismo, como Guerrero, Michoacán, Nayarit, Zacatecas, Sinaloa, o Colima, donde la victoria es casi segura.
En otros estados, donde la competencia electoral con la oposición estará más ajustada, como San Luís Potosí o Chihuahua será la alianza entre liderazgos de sectores y equipos lo que permita a Morena tener candidatos competitivos. De sus adversarios, en la mayoría de estos estados, ni se oye hablar.
Una cosa está clara: la oposición desperdició unos años muy valiosos atacando al Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y dejó pasar la oportunidad de reconstruirse a sí misma.
POR RICARDO PERALTA
@RICAR_PERALTA