El documental de Netflix sobre Parchis me ha permitido reflexionar in extenso sobre la Poliarquía de Dahl. En su concepción mínima de democracia las reglas del juego se establecen a priori y es fundamental respetar los plazos establecidos. Joe Biden es el proclamado ganador de la contienda electoral en Estados Unidos y Donald Trump tendrá que dejar la Casa Blanca el próximo 20 de enero, tal y como los integrantes del grupo musical debían dejar la banda al alcanzar la madurez. La toma de protesta de Biden inaugurará un proceso de oclusión de los regímenes populistas alrededor del mundo.
En las poliarquías, los individuos ordenan sus preferencias y las expresan para avanzar una agenda política. Se fomentan la asociación y la participación política, la libertad de expresión y las fuentes alternativas de información. Hay elecciones libres y limpias que se organizan de manera periódica y producen –de manera imprescindible– mandatos con tiempos limitados.
De acuerdo con las encuestas de salida del Washington Post, el elector demócrata es mujer, joven, con instrucción universitaria, pertenece a grupos minoritarios y es independiente. También prioriza la contención de la pandemia y la igualdad racial. Trump retuvo el apoyo de los cristianos evangélicos, de grupos radicales y supremacistas blancos, así como las huestes morenistas que con inusual fervor lo apoyaron por considerarlo amigo de México. Nada más ajeno a la realidad.
¿Qué hace a Trump tan atractivo para el lopezobradorismo? Desde su campaña ha vilificado a nuestros paisanos allende la frontera y los ha expuesto al odio –que él mismo ha fomentado– de grupos extremistas. Ha institucionalizado un sistema discriminatorio en contra de los latinos y, en especial, de los mexicanos. Ha amenazado con erigir un muro y le ha conferido a México el estatus de tercer país seguro. En un acto criminal, niños migrantes fueron enjaulados y separados de sus familias. Promovió un nuevo tratado comercial desventajoso para México e impuso aranceles que afectan nuestros intereses comerciales. Su talante autoritario polarizó a la sociedad estadounidense y ha trastocado las instituciones de la democracia presidencial más añeja del mundo.
El morenismo ve en Trump al remedo de tirano latinoamericano y la oportunidad de que su movimiento florezca al amparo de un gobierno para el que no figuramos, que desdeña el Estado de Derecho, el gobierno republicano, la democracia y el liberalismo.
Seguiremos relegados a los últimos lugares de las prioridades del gobierno estadounidense, pero es alentador saber que Biden será un contrapeso y que en su agenda bilateral contempla redoblar esfuerzos para combatir la pandemia, desarrollar energías limpias y que le dará un enfoque integral al fenómeno migratorio. Dejaremos nuestras aulas, los deberes y lecciones y, entre todos, pasaremos una buenas vacaciones…
POR ALEJANDRO ECHEGARAY
POLITÓLOGO
@AECHEGARAY1