Siendo referente tradicional de una sólida democracia, el mundo ve con asombro y preocupación el caos que la elección presidencial está dejando en los Estados Unidos. Y eso no puede ser una buena noticia para las naciones que deberán enfrentar procesos en los siguientes meses y años. La todavía nación más poderosa del mundo está infestada de COVID-19. Con casi la tercera parte de casos globales y más de 235 mil muertes, la herencia de problemas de Donald Trump será desoladora.
Pero quizá la peor herencia sea la desconfianza al sistema electoral de ese país, que había sido puesto en entredicho hace 20 años, luego del estrecho margen entre George W. Bush y Al Gore. A diferencia de hace dos décadas, hoy Trump clama fraude, sin ningún tipo de evidencia, agregando más combustible a la polarización y al temor de muchos ciudadanos, quienes durante el mes previo al día de la elección compraron armas y comida con mayor frecuencia.
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Desde la irrupción de Trump en la escena electoral se comenzó a hablar de la “latinoamericanización” de la política en Estados Unidos y Europa. Stephen Fidler, editor de The Wall Street Journal, escribía entonces que el debate en el vecino país se parecía a los que se habían registrado en América Latina en décadas pasadas. Describía características como el culto a la personalidad y la idea de muchos seguidores de que un caudillo o alguien con carisma podía solucionar las necesidades económicas y sociales de un país con relativa facilidad.
Eso también lleva a otros fenómenos, como el rompimiento de las reglas y la descalificación de resultados e instituciones cuando no les son favorables. Lo llamativo del caso de Estados Unidos, es que a pesar de que Joe Biden puede convertirse en el presidente electo con la mayor cantidad de votos emitidos a su favor, los sufragios a favor de Trump también crecieron. En esta elección ha recibido 8 millones de votos más que cuando le ganó a Hillary Clinton. Quiere decir que su mensaje de odio, polarización y mentiras sobre la economía ha permeado en muchos estadunidenses.
En México no han faltado los paralelismos a través de memes, que nos recuerdan la elección de 2006. Fotografías de Washington y Nueva York con plantones como el de Reforma ahora nos hacen reír, pero no debemos olvidar que ese episodio sigue sin cerrarse. A Estados Unidos también le costará cerrar esas heridas, al mismo tiempo que en Latinoamérica el fantasma de las denuncias de fraude parecen haberse desvanecido. Qué cosas.
CONTRASEÑA: Al girar una orden de aprehensión contra Rosario Robles por los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita derivados de la llamada Estafa Maestra, un juez federal del Estado de México cerró la puerta con candado a la anhelada libertad de la extitular de Sedesol y Sedatu. De ser procesada por el primer delito, que amerita prisión preventiva oficiosa, Robles no tiene posibilidad de libertad provisional. Ayer ya había quien la veía el resto del sexenio en la cárcel.
Por Carlos Zúñiga
@carloszup