A unas horas de conocerse el resultado electoral en Estados Unidos que definirá la geopolítica mundial, repasemos rápido la relación entre los gobiernos de López Obrador y Trump. Desde antes y al principio del sexenio del Presidente mexicano mucho se habló de un riesgo en el trato bilateral. Se dibujaron escenarios catastróficos y un choque de trenes que pondría en riesgo a nuestro país frente al mandatario estadounidense por su manera de mirar a México y tratar a los indocumentados.
Ya en el poder, López Obrador modificó su papel de candidato. Iba a encarar a Trump al ritmo que éste marcara, pero no hubo tuitazos al tú por tú para responderle al habitante de la Casa Blanca, ni respuestas en el mismo tono a sus discursos racistas. Marcelo Ebrard, canciller de México, terminó construyendo una relación con EU que cambió la ruta de la confrontación que presagiaron especialistas con el gobierno vecino, como las tuvo con economías más fuertes: Francia, Alemania, Japón y la misma de Canadá.
La cancillería tomó por primera vez en la historia de México las funciones de Gobernación en materia migratoria. La Guardia Nacional asumió funciones de Border Patrol en territorio nacional para contener las caravanas centroamericanas. Trump también enarboló el nuevo tratado comercial con México como una victoria y hasta se unieron ante los países petroleros.
En cancillería, sin embargo, se afirma que se mantuvieron los intereses de la 4T. Celebran que México no haya sido tema en la campaña de Trump como en 2016. El propio Trump, del Partido Repúblicano, en entrevistas, aseguró hacer de México un país grande con el respaldo de la economía norteamericana.
“No quiere decir que México le está apostando a uno u otro candidato. O sea, nosotros tenemos la red consular más grande y hay muchos mexicanos allá. Van a votar todos los que tienen ciudadanía estadounidense, pero eso no significa que nosotros estemos influyendo ni nada, simplemente observamos el proceso.
Lo que destacaría es que con cualquiera de los dos candidatos que gane vamos a estar bien”, me dijo un funcionario de la SRE, a quien pregunté cómo le irá a México si gana Joe Biden.
La fuente dice que hay un trabajo de primer nivel con el Partido Demócrata sin participar en campaña. Hay que recordar que durante su exilio en el pasado sexenio, Ebrard brincó de Francia a EU para apoyar con estrategia y de forma directa a Hillary Clinton al pedir abiertamente, entre los latinos, el voto a su favor. Una relación, agrega, que ha pasado desapercibida y, por lo mismo, poco abordada hasta ahora, es la que se tendió desde cancillería con Henry Cuellar, un representante de Texas, tercero más importante de los legisladores demócratas y cabeza de recaudación económica en la campaña de Biden.
Cuellar se reunió hace dos semanas en las oficinas de SRE con Ebrard y Roberto Velasco, director general para América del Norte.
Su presencia es relevante por ser de los interlocutores más importantes, junto con la también legisladora Nancy Pelosi, no sólo de Biden, sino de todo el partido.
Ebrard tiene una relación de hace tiempo con la propia Pelosi. Ha sido buena y fluida. Ejemplo de ello es que cuando se aprobó el T-MEC, del lado Demócrata, la cancillería negoció directamente con ella antes de pasar el proyecto al Senado mexicano.
Otro integrante reconocido entre los demócratas es Richard Neal, con quien el canciller lleva buena relación. Y recientemente también hubo encuentros con la vicegobernadora de California, otra pieza clave de aquel instituto político.
“Yo diría que con cualquiera de los dos partidos que gane, el gobierno mexicano va a realizar un trabajo interesante. Obviamente cada país y cada partido trae su agenda y sus temas propios. Por ejemplo, los republicanos, la migración, y a lo mejor los demócratas se van a enfocar más en temas de derechos humanos y de protección al ambiente, pero México también coincide con eso”.
México observa con atención la elección en Estados Unidos. El resultado de la jornada electoral de hoy demostrará si los interlocutores del gobierno mexicano y el trabajo que hicieron se llevó por buen camino como para estar bien con Dios y con el Diablo.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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