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Reelección, cancha dispareja

Ante la férrea pelea que se anticipa por la mayoría en el Congreso de la Unión, es entendible que el acuerdo haya sido aprobado por 454 votos de todos los partidos políticos, pero no es justificable.

OPINIÓN

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Carlos Zuñiga/ Acceso Libre/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

La reforma electoral que se aprobó en 2014 contempló la figura de reelección consecutiva para legisladores federales, locales y alcaldes. Se abolía en sí una prohibición que prevalecía desde 1933 y terminaba también una especie de simulación. Muchos personajes volvían a competir por esos cargos dejando pasar un periodo.

Los cambios a los artículos 59, 115 y 116 de la Constitución establecieron que los ciudadanos podrían reelegir a sus legisladores federales en funciones a partir del 2018 y argumentaban que esa posibilidad permitiría a los votantes un vínculo más cercano con sus representantes y sería una especie de ratificación a su labor. Algo así como lo que vemos sucede en Estados Unidos. Se justificaba también con la idea de que se mejorarían aspectos como la rendición de cuentas, la continuidad del trabajo legislativo y que con ello vendría una profesionalización de los servidores públicos. Si bien se dejó claro que los diputados federales podrán reelegirse hasta por tres periodos consecutivos y los senadores por dos, para completar un total de doce años, el trámite legislativo de la reforma no se concluyó, por lo que quedaron sin establecer las reglas para la competencia entre los diputados en funciones y quienes quieran disputarles el cargo. Como siempre ocurre en México, el tiempo se llegó y con la prisa, las adecuaciones se hicieron sobre la marcha y de una manera ventajosa para los legisladores que ahora están en el cargo.

Ante la desidia legislativa, el Instituto Nacional Electoral, buscando armonizar los principios de imparcialidad y neutralidad de los funcionarios públicos, preparó una serie de lineamientos a través de la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos. Proponían cosas tan básicas como que los que aspiraran a la reelección pidieran licencia dos meses antes de los comicios y renunciaran a una parte de sus recursos públicos. Ante lo que es una seria amenaza, los diputados se autorregularon y acordaron que pueden optar o no por la licencia, lo que implicará que seguirán cobrando su sueldo a pesar de estar en campaña y sin dejar de recibir la dieta para la “atención ciudadana”, aunque esto también se deja como una posibilidad.

La cancha estará dispareja para los nuevos jugadores. Ante la férrea pelea que se anticipa por la mayoría en el Congreso de la Unión, es entendible que el acuerdo haya sido aprobado por 454 votos de todos los partidos políticos, pero no es justificable.

Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador se dijo en contra de esta posibilidad, ya el líder nacional de Morena pidió a todos sus diputados que busquen la reelección. Son 252. Necesitan su lealtad al proyecto de la 4T. Saben que la batalla será por cada unos de los asientos de San Lázaro. Si la ley ya se los permite, qué más da que cambien sus principios. Habrá que ver cuántos pasan la prueba del refrendo el primer domingo del próximo mes de junio. Los ciudadanos tendrán la última palabra. Porque eso de profesionales y transparentes a muchos no se les da.

POR CARLOS ZÚÑIGA
@CARLOSZUP