COLUMNA INVITADA

Apostar por la diplomacia pública y el poder blando

México tiene la capacidad para impulsar una política exterior con estrategias diversificadas

OPINIÓN

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Claudia Ruiz Massieu/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Los países tienen a su disposición diversas herramientas de política exterior para defender sus intereses y avanzar sus objetivos en el mundo. Además de la diplomacia “tradicional”, que implica la negociación con otros Estados y organismos multilaterales, existe la “diplomacia pública”, dirigida a actores sociales extranjeros y a la opinión pública internacional. En ella se utilizan métodos como la comunicación política y el cabildeo local, a fin de tender puentes de diálogo y cooperación con el sector privado, las comunidades científica y cultural o los medios de comunicación de otros países.

Por su parte, el llamado “poder suave” es la capacidad que tiene un país de influir en el plano internacional mediante recursos como su cultura, su sistema político o sus avances tecnológicos, más allá de instrumentos “duros” como el poder económico o militar.

En ambos casos, el objetivo es sumar aliados globales, ganar prestigio, ser un país respetado y atractivo donde el resto del mundo quiera invertir, hacer negocios y viajar; y con el que otras naciones busquen asociarse y construir relaciones más intensas.

Un ejemplo que ilustra estos diferentes tipos de diplomacia es nuestra vinculación con Estados Unidos. Los gobiernos de México han sido en general exitosos construyendo una relación bilateral funcional, no exenta de tensiones, pero en la que logramos entendimientos a nivel de gobiernos. Algunos casos notables han sido la firma del TLCAN, y más recientemente del T-MEC.

Sin embargo, a pesar de ser vecinos y de nuestro avanzado proceso de integración económica, para una parte importante de la ciudadanía estadounidense México continúa siendo un país en el que desconfían. Lo poco que saben de nosotros está basado en estereotipos negativos y la importancia de nuestra asociación estratégica no es lo suficientemente apreciada. Una prueba clara es que, en el proceso electoral de hace cuatro años, el discurso antimexicano tuvo una gran resonancia en un amplio sector de la ciudadanía. Fue tal el alcance de esta estrategia que logró poner en jaque la integración entre los tres países de la región.

El nuevo escenario político y social en Estados Unidos presenta una oportunidad para relanzar un esfuerzo robusto de diplomacia pública y poder blando, que nos permita “conquistar las mentes y los corazones” del pueblo estadounidense. Para México esto debe ser una prioridad, a fin de construir una amplia base social de apoyo a nuestra integración regional.

Un esfuerzo similar debe hacerse en el resto del mundo, tanto con nuestros aliados tradicionales como en otras regiones donde México es aún poco conocido, con miras a ampliar nuestra presencia y nuestras oportunidades en el exterior.

La diplomacia mexicana cuenta con una enorme capacidad y gran prestigio global. Tenemos las capacidades para impulsar una política exterior con estrategias diversificadas y segmentadas. En un mundo cada vez más complejo, la diplomacia pública y el poder suave son instrumentos clave para alcanzar nuestros objetivos. Lograrlo requerirá determinación, innovación y recursos.

 

POR CLAUDIA RUIZ MASSIEU
SENADORA DE LA REPÚBLICA
@RUIZMASSIEU