SIN ROLLOS

Tri bipolar

Dos resultados maquillados por victorias apretadas para Gerardo Martino, a quien aparentemente nadie cuestiona y que tiene un mundo de trabajo de cara a Qatar 2022

OPINIÓN

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Jorge Murrieta / Sin Rollos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

No es que la gira europea de la Selección Mexicana haya arrojado demasiadas luces para poder llegar a conclusiones contundentes; sin embargo, nos dio cierta orientación. 

Se confirmó que los dos mejores jugadores mexicanos de la actualidad deben estar en todas las convocatorias, aunque uno de ellos: Carlos Vela, no es afecto a ponerse la verde y prefiere rechazar mundiales e ir a juegos de basquetbol, mientras que a Luis Montes (el mejor de la liga y del país) no se le tomaba en cuenta ni en los interescuadras, por lo que prefirió, con razón, dar un paso al costado. 

El veterano jugador de La Fiera fue groseramente menospreciado por éste y varios técnicos anteriores. Ningún futbolista mexicano lo tiene tan claro como él. Es, como diría Ángel Cappa a propósito de Alberto Coyote, “un manual”. Sí. Un manual que podría deshacer nudos tan bien amarrados como el japonés de ayer por la tarde en la primera mitad, donde Japón le dio un repaso a México

Siendo francos, no se veía por donde. Araujo y Moreno, erráticos, nerviosos. Gallardo y Sánchez, desaparecidos. Los cambios en el medio campo, con respecto al partido contra Corea del Sur, le pasaron factura al técnico argentino. Orbelín (quizá el más claro), sin encontrar sociedades con Romo y Rodríguez, mientras que tres llaneros solitarios se mataban por conseguir balones, cada uno por su parte. Poca participación de Lozano, algún destello de Jiménez y ese globo mal inflado, la gran mentira del futbol mexicano: el sobrevalorado Pizarro, que parece llenarle el ojo al Tata. Cabe destacar la estupenda actuación del siempre expeditivo y estupendo atajador, Francisco Guillermo Ochoa, quien, mientras no salga, es garantía.

Contra los del Sol Naciente salió el sol en la segunda mitad. Los ingresos de Álvarez y Rodríguez equilibraron a un equipo que se había extraviado por completo en el primer lapso. Más sueltos los volantes, ofrecieron certeza a los delanteros, que de a poco comenzaron a encontrar espacios. Tozudo como es, aprovechando una serie de rebotes y trabando duro abajo, Raúl Jiménez despejó el panorama con una soberbia definición, seguida de una jugada de auténticos riñones. Era el uno por cero que no hacía justicia a lo estrictamente observado en la cancha, pues el equipo asiático había dominado todo el primer tiempo, siempre intentando salir con la pelota limpia desde el fondo, sin errar pases, abriendo la cancha y encontrando profundidad en casi todas sus acciones ofensivas, que generalmente concluyeron con remate a puerta. 

México no tuvo eso, pero sí corrió con fortuna y aprovechó la innegable calidad individual de sus futbolistas. Así, la buena anticipación de Araujo detrás de su medio campo para habilitar a Henry Martín, quien a su vez puso mano a mano al Chucky, concluyó con un gol modélico que ponía a los tricolores dos por cero arriba en el marcador. Una neblina macabra se cernió sobre la Merkur Arena y entre borrones y manchas variopintas terminamos de “medio” ver los últimos 25 minutos.

En conclusión, México enfrentó a dos equipos asiáticos serios y de prosapia. En ambos encuentros exhibió enormes dificultades defensivas. Los coreanos, más bruscos y silvestres, correlones y metedores (pregúntenle a Maradona como le quedaron los tobillos en el 86), pusieron en aprietos al cuadro nacional, que volvió al juego gracias a sus individualidades. Los japoneses, más proclives a tratar con dulzura el balón, también desnudaron al cuadro bajo nacional, sobre todo en el primer tiempo, pero siempre estuvo Ochoa para enmendar la plana.

Dos resultados maquillados por victorias apretadas para Gerardo Martino, a quien aparentemente nadie cuestiona y que tiene un mundo de trabajo de cara a Qatar. Por lo pronto, México es una fiesta perenne en defensiva. Ojo. Algo deberá ajustar don Tata para que no se repita lo de Argentina.

 

POR JORGE MURRIETA
@JORATLA