Platiqué ayer con Alfonso Durazo. Aún no ocurría el fallecimiento de su madre, doña María Luisa Montaño de Durazo. Vaya, antes que nada, un abrazo y mis condolencias por tan triste suceso.
La conversación con el ex secretario de Seguridad federal, coordinador del gabinete de seguridad de Andrés Manuel López Obrador, se centró en su estado y su sueño de ser gobernador, “el mejor que haya tenido Sonora en su historia”.
Y tiene claro su objetivo: en Sonora, refiere Durazo, por décadas se ha ido consolidando un grupo de poder político y hegemónico que ha subordinado las decisiones relevantes del gobierno del estado en su propio beneficio.
“¡Eso tiene que terminar!, y lo digo sin aspavientos. Hay que romper con ese grupo de poder político, rescatar al gobierno y ponerlo al servicio de la gente, de los más necesitados”.
—¿A qué grupo de poder te refieres?, inquiero.
—Aquí en Sonora está muy identificado este grupo político que fue construyéndose desde la época de Rodolfo Félix Valdés (1985-1991)…, pudiera remitir hasta ahí las raíces; y se consolidó a principios de los 90, particularmente con el gobierno de Manlio Fabio Beltrones (1991-1997), pero continuó su proceso de consolidación en administraciones distintas.
“Y creo —sostuvo el de Bavispe—, que es la hora de renovar a la clase política sonorense, de abrir oportunidades a una nueva clase política, particularmente de jóvenes que no sólo vengan a la renovación del grupo político en el poder, sino a la transformación de las formas de la política, que la verdad, son bastante obsoletas en el caso del estado de Sonora.
—¿Con Claudia Pavlovich, la gobernadora actual, dirías que termina la era beltronista gane quien gane?
—Lo voy a decir: ¡se les acabó! O sea, llega un nuevo gobierno con objetivos distintos, principios distintos y prioridades distintas.
Explicaría Durazo durante la charla, que eso no significa que llegue “en plan de confrontación con un grupo en particular”. En lo absoluto. El objetivo, subraya, es recuperar el gobierno como instrumento al servicio de los más necesitados.
“La ruptura con este grupo de poder que históricamente ha subordinado al gobierno es una consecuencia nada más de un objetivo: recuperar el gobierno”.
—¿Irás tras Manlio Fabio Beltrones?
—No, no… Si no hay razón, no hay por qué ir tras él. Yo, como gobernador o como Ejecutivo, no lo haría. Serían, en todo caso, las instancias de justicia las que tendrían que ir, si es que eso procede.
Pero la subordinación política por sí sola no genera necesariamente una ilegalidad —añadió—. Son las decisiones del gobierno las que pueden resultar ilegales, y en ese caso, quienes resulten responsables.
A ver —finalizó Alfonso Durazo—, no puede un gobierno plantearse como objetivo la persecución. Una cosa es la persecución y otra cosa es el combate a la corrupción. Si tú encuentras elementos para detonar la acción de la justicia, hay que hacerlo sin reservas y contra quien sea. Pero como consecuencia, no como objetivo, porque de otra manera están incurriendo exactamente en lo mismo que se hizo anteriormente: poner al gobierno al servicio de una causa ajena a las prioridades o al interés general.
Otros temas abordamos en la plática, pero los dejamos para una ocasión más adelante.
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GEMAS: Obsequio de López Obrador en su iniciativa sobre el outsourcing: “Resulta aplicable la prisión preventiva oficiosa y penas agravadas a los casos de subcontratación y simulación de contratación de servicios especializados realizados por cualquier grupo de tres o más personas, que se dedique de manera permanente o reiterada, a ofrecer, planear, asesorar o ejecutar estos esquemas ilegales que tengan como fin dañar al fisco federal, lo cual será perseguido como delincuencia organizada”.
POR MARTHA ANAYA
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