COLUMNA INVITADA

En política no importa tener la razón … nos la deben dar

Aceptémoslo, aunque sea contrario a lo que queremos creer, la defensa de la soberanía con la hipervinculación de la economía tiene hoy una expresión distinta

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Gobernar empieza por comunicar. Hay quien elige el discurso de división y quien opta por ejercer gobierno priorizando a todos. Ambos discursos se desgastan, pero no dan los mismos resultados porque no tienen el mismo objetivo.

El primero busca preservar el poder a partir de la polarización; el segundo, generar condiciones para que las personas, en libertad, hagamos nuestro trabajo y construyamos juntos bienestar.

Somos vecinos de la primera economía del mundo y no hemos sido capaces de generar verdaderos equilibrios. Lo prometimos en el TLCAN, nos dolió en la negociación TMEC y ahora, minimizamos el hecho de que el poder de Estados Unidos está en sus instituciones gubernamentales, pero también a través de sus empresas en el mundo y eso no depende del color del partido en el poder. La AMCHAM y asociaciones por sectores prioritarios de la #4T tiene en este tema muchos retos en la coyuntura mexicana actual.

Aceptémoslo, aunque sea contrario a lo que queremos creer, la defensa de la soberanía con la hipervinculación de la economía tiene hoy una expresión distinta.

Las palabras de Joe Biden durante el conteo de votos mandan al mismo tiempo un mensaje global y local: “nosotros las personas no vamos a ser `bulleadas`.” Obvia referencia al Presidente Trump, pero también a los discursos de división muy comunes a nivel global y que han llevado a varios líderes al poder.

En su discurso de triunfo hace el compromiso de ganar la confianza de cada uno, al tiempo que hace consciente el liderazgo implícito en ser la primera economía del mundo: “lideraremos no solo con el ejemplo de nuestro poder, sino con el poder de nuestro ejemplo”.

En esas palabras hay señales diplomáticas y políticas. No están solas y no vienen del mismo poder. La obsesión por tener la razón y por tanto de construir mensajes o tweets adaptando la verdad y tratando de construir realidad, esta encontrando una frontera que no encontró en el sentido común.

Tener razón está pasado de moda cuando se trata de país, comunidad o relación,  porque no lleva a ningún lado porque no es un lugar, es evidencia de la resistencia de salir de la zona de confort y de mucha soberbia.

La empresa Twitter, por ejemplo, agregando a los tweets del Presidente Trump frases como: “Esta afirmación sobre fraude electoral está en disputa”, “es posible que las fuentes oficiales no hayan declarado ganador cuando se twitteó esto”, “conozca porque votar por correo es seguro y su voto está protegido” y “conozca aquí más información sobre los esfuerzos de seguridad en el proceso electoral de EE. UU.”.

Estamos siendo testigos de cómo la Cuarta Transformación, votada por el #PuebloDeMéxico, deconstruye -como hecho, no como calificativo- la economía mexicana bajo la bandera de la insoportable corrupción. Lo preocupante es que todos somos culpables por lo que el cambio no viene únicamente del Presidente López Obrador. Lo grave es que se construya a partir de inferencias y la obsesión por encontrar en lo mal hecho las razones para hacerlo bien.

La lección de los 4 millones de votos de diferencia entre Biden y Trump para México es que no se trata de conservadores, fifís o chairos, se trata de ciudadanos. Tampoco de tener la razón o construir la verdad a costa de contrastar al otro. Se trata de generar un estado de ánimo que se base en minimizar la corrupción y unifique bienestar, no opiniones.

POR ÓSCAR SANDOVAL
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ