Desde afuera

Biden y sus problemas

Trump rehusa aceptar la victoria del demócrata por razones que comienzan y terminan con su imagen

Biden y sus problemas
José Carreño Figueras/ Desde Afuera/ Opinión El Heraldo de México Foto: FOTO: Especial

La verdad es que Joe Biden está en una situación complicada, pero al mismo tiempo relativamente sencilla.

Simple porque sus planes de gobierno, detallados como son, podrían resumirse en pocas palabras. Una sobre todo: reconstruir.

El problema estará en cómo hacerlo.

Por un lado, la actual lucha política por lograr que Donald Trump reconozca su derrota es en su caso apenas el renovado prolegómeno de años de complicaciones y conflictos entre demócratas y republicanos, y en términos históricos de las que son ya décadas de pugnas y visiones divergentes del mundo.  

Trump rehusa aceptar la victoria de Biden por razones que comienzan y terminan con su imagen: de entrada es un político y empresario que autopromovió su camino a la fama y al poder. No los va a abandonar tan fácilmente y menos cuando tiene la posibilidad de convertirse en el caudillo republicano por los próximos años y hasta iniciar una dinastía política basada no en la unidad, sino en la división de los estadounidenses.

Su constante presencia, sea personal o a través de quienes están de acuerdo con sus ideas, será un constante obstáculo para un Biden que tendrá un Congreso dividido y por tanto un poder acotado.

Más allá, bien podría decirse también que los proyectos de Biden son en buena medida la restauración y modernización de programas de gobierno interrumpidos porque había que interrumpirlos. Pero van más allá: han pasado cuatro años y muchas cosas han cambiado.

Después de todo, cuando Trump llegó a la Casa Blanca pareció llegar con más ánimos de venganza personal y sin más plan que tratar de borrar los logros de su predecesor que propuestas reales, más allá del simbolismo de la aún inconcluso muro fronterizo o expulsar indocumentados e impedir la llegada de migrantes centroamericanos.

Eran planes como una reforma y expansión de programas de la salud que dieron acceso a millones de personas sin cobertura, o como el DACA, para aliviar la situación de alrededor de un millón de jóvenes, hijos de indocumentados, que crecieron en Estados Unidos.

Y eso, sin contar reglamentos de protección ambiental, la afiliación al Acuerdo de París sobre calentamiento global y el renovado énfasis en la explotación de combustibles fósiles, concretamente petróleo y carbón. 

Y por supuesto, el eventual gobierno Biden no podrá olvidar tampoco la reconstrucción de vínculos con aliados ofendidos, insultados o alejados, en un momento histórico en que EEUU enfrenta una segunda Guerra Fría, significada, sobre todo, por la competencia económica de China

Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Trump exprimió el tubo de la pasta de dientes y el gobierno Biden y los demócratas enfrentan la imposible tarea de tratar de devolver al menos parte al receptáculo.

Y como colofón, tampoco puede olvidar las exigencias de quienes lo apoyaron.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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