Ha sido muy bien recibido el anuncio de que serían los altamente experimentados políticos estadounidenses Joseph Robinette Biden y Kamala Devi Harris quienes asuman la próxima Presidencia y vicepresidencia de ese país, una vez lo confirme el Colegio Electoral, autoridad responsable de esa tarea en los Estados Unidos de América.
El optimismo mundial, relacionado con la apertura a favor de nuevos canales de comunicación política con Estados Unidos y el arribo de una mujer a la vicepresidencia del país con más de 320 millones de habitantes y de un Congreso con más presencia de mujeres en la historia regional, lo que sin lugar tendrá repercusiones en el parlamentarismo mundial.
El mundo ya opera para crear condiciones de comunicación diferentes con un país en el que tanto demócratas como otras fuerzas, incluso del Partido Republicano, orientan fuertemente a la búsqueda de acuerdos bipartidistas o de resolución de problemas del actual contexto internacional.
La razón de buenos deseos y alegrías, la posibilidad de multiplicar el contacto y opciones con Estados Unidos se da después de un largo periodo de impasse global.
La política demócrata anunciada por la fórmula Biden– Harris representaría un viraje importante para la región hemisférica en las Américas, junto con los anuncios de retorno y fortalecimiento a los acuerdos multilaterales de impacto global en el campo de las Naciones Unidas.
Se propone que no hay razón para que América Central no sea la siguiente historia de éxito en el Hemisferio Occidental ante grandes desafíos por delante. Un cambio importante cuando las relaciones se han centrado en las vías bilaterales entre países y en el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.
La apertura es clara cuando se observa que el nuevo acento lo dan precisamente los estados y ciudades, localidades cosmopolitas con mayor interconexión global y multiculturalidad inclinados por la opción demócrata en favor de la apertura e inclusión social. Salvo en algunos estados fronterizos de su interior y del Golfo de México.
La misma pluralidad de resultados da base para pensar así en un nuevo mapa socio político en las Américas. Para los observadores especializados, resulta claro que se inicia un nuevo proceso de concertación al interior estadounidense, aunque también en el plano global. Es cierto que dependiendo del enfoque con el que se mire, la proyección puede variar.
Unos concentran su visión en los temas regionales, otros en los bilaterales entre países de su interés y otros en la agenda global, que se confirma cuando en su primer discurso el candidato electo refiere que la nueva Presidencia no dejará a nadie atrás.
POR GUADALUPE GONZÁLEZ
CATEDRÁTICA