COLUMNA INVITADA

Mujeres en la policía

Muchas mujeres han destacado por su alto sentido del deber y respeto a los derechos humanos

OPINIÓN

·
Manelich Castilla Craviotto / Colaborador / Opinión El Heraldo de México

El pasado mes de octubre se nombró a Juanita Holmes, jefa de Patrulla de la Policía de Nueva York, la segunda posición de mayor relevancia en la corporación. El camino de Juanita ha sido largo: 30 años de trabajo para alcanzar la antesala de la jefatura. Este es un ejemplo del desafío que representa para la mujer trascender en la tarea policial.

En 2017, Olivia Tena Guerrero y Jahel López Guerrero coordinaron la publicación de Mujeres en la policía (UNAMCEIICH), obra que se adentra en la mirada feminista de la función bajo distintos escenarios y contextos. Su lectura es obligada para entender la relevancia y desafíos de la mujer en la misión de proteger y servir.

Quisiera compartir mi testimonio de la relevancia de la mujer policía, a partir de algunos ejemplos que, por razón de espacio, representan solamente una pequeña muestra:

Las pruebas de ingreso a la policía me fueron aplicadas por mujeres altamente capacitadas: psicólogas, poligrafistas, médicos, entre otras especialidades.

El Centro de Control y Confianza lo dirigía una mujer. Dicho Centro alcanzó estándares internacionales y fue reconocido como el más importante de la región.

En nuestra formación de mandos, el módulo de Inteligencia lo impartió una experimentada analista, entregada por décadas al conocimiento del fenómeno delictivo. El aprendizaje asimilado llevó a muchas detenciones guiadas por mejores prácticas, en las que no fue necesario el uso de la fuerza.

Mi primera experiencia operativa en investigación de campo, fue bajo las órdenes de una mujer. Si bien por grado no era la jefa, tenía el control absoluto del tema. Sus capacidades gerenciales, carácter empático y valentía, hicieron posible no sólo el cumplimiento del objetivo, sino el inicio de una amistad basada en la admiración y respeto que su liderazgo me despertaron.

Muchas mujeres han destacado por su alto sentido del deber y respeto a los derechos humanos. Las “Ateneas” de la CDMX, el Agrupamiento Femenil y las integrantes de los equipos táctico operativos de la extinta Policía Federal, son muestra de ello. Muchos otros casos hay a nivel nacional.

En 2015, atestigüé el nombramiento de la primera coordinadora estatal de la Policía Federal, Araceli Rodríguez, cuya gestión en Quintana Roo fue ampliamente reconocida. Desde entonces, dos mujeres más alcanzaron esa posición. Pocas, para más de 90 años de función policial federal.

En las entrañas de la policía hay mujeres en todo proceso estratégico. Deseable sería su visibilidad y reconocimiento.

El nombramiento de la maestra Rosa Icela Rodríguez al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana es una oportunidad de dar su lugar a la mujer policía. Sería grato que, con ella, llegue el impulso a la equidad de género en el mando policial que han buscado valiosas mexicanas por décadas.

El rescate del modelo civil policial (federal), en tiempos de militarización, pudiera darse a través de la mujer. Sus capacidades están más que probadas y los tiempos obligan a romper paradigmas. México merece esa oportunidad.

 

POR MANELICH CASTILLA CRAVIOTTO