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Estados Unidos: Un país dividido...Y les gusta

En el futuro inmediato, los ciudadanos se preparan para al menos varias semanas de una Guerra Fría interna

Estados Unidos: Un país dividido...Y les gusta
José Carreño Figueras/ Desde Afuera/ Opinión El Heraldo de México Foto: FOTO: Especial

Afirmar que Estados Unidos es un país dividido parecería una absoluta ociosidad. Lo dejan ver cada día.

Y aunque sería fácil colgarle el San Benito a Donald Trump, la verdad es que el empresario metido en política sólo aprovecha algo que ya estaba ahí, que ha estado presente por décadas, más allá de los buenos deseos públicos de al menos cuatro Presidentes, según una encuesta de la organización Gallup.

Excepto Trump, por cierto. No creó la división, ciertamente, pero la aprovechó. 

El politólogo Wiliam Schneider cita una reveladora encuesta realizada por Gallup. Es hecha periódicamente, desde la Presidencia de Dwight Eisenhower en los años 50, a la salida de urnas y se basa en la diferencia entre los índices de aprobación que obtiene un Presidente de los miembros de su propio partido y de los de oposición. 

Eisenhower, héroe de guerra, tuvo un respaldo promedio entre los republicanos de 88%, pero entre los demócratas fue de 49%. En los años 80, Ronald Reagan tuvo un porcentaje de 83 puntos de los republicanos y 31% de los demócratas, una diferencia de 52 puntos.

Y para los sucesores de Reagan la polarización aumentó rápidamente: el demócrata Bill Clinton tuvo una diferencia de 55 puntos, el republicano George W. Bush de 61 y el demócrata Barack Obama, 70. 

Trump tiene ahora el récord: 95% de aprobación de los republicanos y sólo 3 de cada 100 demócratas.

Y de hecho los estadounidenses parecen perfectamente cómodos. Las opciones presentadas por Gallup se dirigían a identificar las preferencias de los votantes en un Presidente. Su primera elección fue "líder fuerte", seguida de "buen juicio" y de "se preocupa por personas como yo". La menos popular fue "puede unir al país", por poco menos de 20% de los encuestados. 

"Parece que el país ha dejado de intentar reconciliar su división... dos partidos, dos países", comentó Schneider, profesor de la Universidad de George Mason.

En el futuro inmediato, eso implica que los estadounidenses se preparan para al menos varias semanas de una Guerra Fría interna. Una que va lo mismo de manifestantes gritándose y, a veces, quizá forcejeando con sus rivales a quienes tratarán de amedrentar a otros exhibiéndose armas en mano como "defensores" de quién sabe qué. Las consecuencias son difíciles de evaluar. Asegurar que el tema exhibe grietas en Estados Unidos parecería y es correcto, excepto que llevan tanto tiempo ahí que son prácticamente parte de la estructura de este país.

La votación del martes 3 de noviembre es una señal: 50.5% para uno y 47.6% para el otro. Y muchos votaron por Biden, pero por legisladores republicanos.

El brutal debate político ha llevado, de hecho, a la inmovilización del gobierno, pero más bien a que el Ejecutivo adquiera un poder cada vez mayor frente a un Congreso frecuentemente empantanado. El próximo Presidente no tendrá otra opción que gobernar por decreto.

 A querer o no, el cesarismo asoma la cabeza. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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