La jornada electoral del martes 3 de noviembre en EU resultó más competida de lo que se esperaba, aunque al final el resultado fue contundente. Joe Biden será presidente de ese país, y para México inicia una oportunidad de renovar nuestra relación bilateral para superar los graves tropiezos que la combinación AMLO-Trump significó en los últimos años.
En su discurso del sábado 7 por la noche, llama la atención la insistencia de Joe Biden en no dividir, en gobernar tanto para los que votaron por él como para los que no lo hicieron. Expresiones como ‘vamos a escucharnos otra vez’, ‘hoy es tiempo de sanar’, y la confianza reiterada tanto por él como por la virtual vicepresidenta Kamala Harris de que Estados Unidos es tierra de posibilidades, llaman a creer que nuevos tiempos se están inaugurando en nuestro vecino país.
La agenda bilateral México-Estados Unidos debe estar sustentada en un trato respetuoso y fluido. Si estamos viendo una actitud conciliadora por parte del virtual presidente estadounidense, cabe esperar que esa misma intención de diálogo y entendimiento tendrá con respecto a su vecino más próximo.
Los temas migratorios, de seguridad, de comercio y medio ambiente, exigen que se hable con franqueza y sobriedad, y se busquen de verdad caminos de encuentro, con respeto a la soberanía de ambas naciones, y a los derechos humanos de sus habitantes.
Estados Unidos ha librado la batalla electoral con relativa calma. No cabe duda de que la elección fue más competida de lo que se pensaba, y que hubo largas horas de incertidumbre sobre el resultado, sobre todo por la complejidad del sistema de votos electorales por estado.
Algún comentarista decía con razón, que los norteamericanos ‘ni aman tanto a Biden ni odian tanto a Trump como muchos pensábamos’, y probablemente el aún presidente Trump acuda a la Suprema Corte. Es de pensarse, sin embargo, que la conducción de la política estadounidense por parte del binomio Biden-Harris augura mejores posibilidades de un entendimiento respetuoso entre nuestros países.
Es necesario, en consecuencia, repensar desde México el tono, el modo y el contenido de nuestra relación bilateral con el socio más importante que tenemos. No es alentador el hecho de que, hasta el domingo en la noche, el presidente López Obrador no haya manifestado su felicitación al ganador de la contienda, pero en cualquier caso, será necesario que lo haga a la brevedad.
El próximo año tendremos en México elecciones intermedias. Ante este importante evento en la vida de nuestro país, se antoja que desde la Presidencia de la República se enviara un mensaje de reconciliación como el que mandó Joe Biden a los estadounidenses: ‘Prometo ser un presidente que no busca dividir, sino unificar’, ‘dejar de tratar a nuestros oponentes como a nuestros enemigos’, ‘este es el momento de sanar’.
POR CECILIA ROMERO
COLABORADORA
@CECILIAROMEROC