CORRER

Un domingo inesperado en Londres

En este 2020 no hay nada seguro, ni nada cierto. Todo puede pasar, todo va a pasar y ojalá este año extraño, trágico y difícil muy pronto se acabe

OPINIÓN

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Rossana Ayala/ Correr por correr/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Si algo nos ha dejado este 2020, con tantos eventos y tragedias inesperadas, es la convicción de que las certezas y rutinas que daban sentido a nuestras vidas han cambiado quizás para siempre. Nada ha sido igual este año, y muchos paradigmas y creencias se han roto con la pandemia del coronavirus; desde la globalización y la economía mundial, hasta la idea de que los humanos, con todos nuestros conocimientos y tecnologías avanzadas, éramos imbatibles e invencibles.

El virus que lo ha cambiado todo también golpeó al atletismo y al deporte internacional, en donde la suspensión de actividades y los impedimentos y restricciones para la realización de eventos vinieron a trastocarlo y a demostrarnos que también en el deporte las certezas cambian. 

Este domingo, en la 40 edición del Maratón de Londres, condicionado por el frío, la lluvia, el viento, sin público por la pandemia y restringido sólo a corredores elite, también se rompieron ideas preconcebidas, se derrumbaron mitos e ídolos que se pensaban imbatibles y se demostró una vez más que el maratón es una prueba que no tiene palabra, en la que no todo se puede controlar, así seas un gran atleta o un corredor amateur.

Si ya el anuncio, 48 horas antes del maratón, de que Kenenisa Bekele abandonaba la carrera resultó inesperado, el día del evento, cuando todo mundo creía que el ganador era Eliud Kipchoge, que ya sin su principal rival en la pista sería el vencedor indiscutible, la sorpresa fue aún mayúscula. Era increíble, inconcebible, impensable ver la imagen del etíope Kitata situarse a la cabeza y a Eliud quedándose atrás en las últimas vueltas del circuito cerrado del Parque de St. James. Simplemente, el plusmarquista mundial no pudo seguir el ritmo de sus rivales.

Con Kipchoge ya fuera de la posibilidad de un lugar en el podio, se quedaron los etíopes Kitata, Geremew, Wasihun y Lemma, junto al keniano Kipchumba. La victoria del Maratón de Londres parecía el final de una carrera de pista… pronto Geremew y Wasihun se quedaron atrás, mientras que Kipchumba y Kitata protagonizaron un impresionante esprint en la recta de meta, que le dio el triunfo a Kitata, con un tiempo de 2.05:41. Sin embargo, la nota no fue el triunfo de Kitata, sino el octavo lugar de Kipchoge con su 2.06:49, con el que no pudo sumar su quinta victoria en esta mítica carrera. 

¿Qué le pasó a Kipchoge? Ni él mismo lo sabe. El keniata dijo, tras cruzar la meta, sentirse realmente decepcionado. “No sé qué pasó. En los últimos 15 kilómetros, sentí que mi oído derecho estaba bloqueado. Tenía calambres en la cadera y la pierna”. Más tarde, en redes sociales, Eliud confirmó las dificultades físicas durante la carrera. “Después del kilómetro 25, se me bloqueó el oído. Pero así es el deporte, debemos aceptar la derrota y concentrarnos en ganar la próxima vez. Gracias por el apoyo”.

El domingo inesperado en Londres nos confirma que en este 2020 nada es cómo era y que, probablemente, nada volverá a ser como antes. Nuestras certezas se fueron, nuestras rutinas cambiaron y nuestras creencias y paradigmas no volverán a ser las mismas. No hay nada seguro, ni nada cierto. Todo puede pasar, todo va a pasar y ojalá este 2020 extraño, trágico y difícil muy pronto se acabe.

POR ROSSANA AYALA
AYALA.ROSS@GMAIL.COM
@AYALAROSS1