COLUMNA INVITADA

Votar, votar, votar

Para empezar la Suprema Corte. Trump ha elegido a tres magistrados, rompiendo el balance ideológico que ha quedado 6-3. No solo porque hay muchos más conservadores

OPINIÓN

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Pedro Angel Palou/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En el invierno de nuestro descontento. ¿Así estaremos los próximos meses? Esta es mi última colaboración antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos del 3 de noviembre. Para la próxima vez que nos veamos aquí, en las páginas de El Heraldo, seguramente habrá ya un nuevo presidente electo, a pesar de todas las amenazas que el actual presidente ha proferido en los últimos meses. Aún si, como todas las encuestas pronostican, el nuevo mandatario es Joe Biden, algunas instituciones y prácticas democráticas habrán quedado muy dañadas. No me quiero imaginar lo que pasaría con cuatro años más de Trump.

            Para empezar la Suprema Corte. Trump ha elegido a tres magistrados, rompiendo el balance ideológico que ha quedado 6-3. No solo porque hay muchos más conservadores, sino porque hay más “originalistas”. Si Hilary Clinton hubiese sido presidente esta doctrina jurídica sería solo objeto de estudio en los libros de derecho. Con Clarence Thomas y Kavannagh y ahora Amy Barret, alcanza una fuerza renovada. Los originalistas piensan que hay que leer la constitución verbatim, que no hay posibilidades de interpretación o actualización históricas. El daño próximo, con seguridad, es tirar casi todas las reformas civiles, con Roe V Wade a la cabeza. Los derechos reproductivos, los derechos LGTBQ, probablemente la llamada Obamacare, que permite que los estadounidenses tengan un seguro de salud a pesar de tener precondiciones médicas. Todo eso, al traste. Aún más, este nuevo balance puede inclinar una disputa electoral a favor de Trump. Kavannagh en un reciente dictamen puso una nota a pie de página refiriéndose ominosamente a Bush V Gore como precedente jurídico. Lo peor está por verse. Si la Suprema Corte decide quién vota y quién gana la democracia habrá perdido uno de sus pilares, la división de poderes.

            Trump además acaba de firmar una orden ejecutiva que le permitirá, de ser reelecto, cambiar a prácticamente todo el servicio civil de carrera. Aunque el titular con el que se leyó la nota pensaba en que le daba licencia para correr a Anthony Fauci, el epidemiólogo con el que ha estado en constante batalla por la verdad de los datos del COVID-19. Parece además que la Casa Blanca desistió de luchar contra el virus, por un lado, o afirma con datos científicos de Ivanka Trump, que la pandemia está por terminarse. Esto es realmente irresponsable si pensamos que una tercera ola apenas empieza a mostrar su letalidad y alcance.

            Hay otros lugares, como las cortes federales en donde el impacto a mediano y largo plazo del trumpismo ha hecho ya suficiente daño como para no mencionarlo. Todo esto gracias a la complicidad del “Great Old Party”, que ya solo tiene de grande las siglas. Los estadounidenses, gracias a Mitch McConell y a Trump saben lo que es vivir gobernados por una minoría. El añejo colegio electoral puede hacer de las suyas nuevamente a pesar de que Biden gane el voto popular. Las últimas elecciones han sido ganadas 8 de 9 veces en el voto popular por demócratas. Hay mucho miedo en el partido de que los demócratas logren una marea azul y se queden con el congreso de nuevo, pero sobre todo con el senado. El legado de McConell será para su base y su ideología, un paso histórico. Es probable que él mismo y Lindsey Graham y otros cuatro o cinco senadores republicanos pierdan su escaño. Recuperar al partido será una labor titánica. De allí el papel de un grupo como The Lincoln Project, formado exclusivamente por conservadores y republicanos que han ideado una campaña masiva en televisión para quitarse a Trump y al trumpismo de encima. El presidente se ha enriquecido directa e indirectamente. Su compañía, por ejemplo, ha obtenido más de 3.5 millones de dólares en dinero de los impuestos (un vaso de agua es cobrado en sus resorts al servicio secreto en 3 dólares, por ejemplo).

            HariKunzru acaba de publicar Píldora Roja, una autoficción. La novela termina con el protagonista y sus amigos en la cena en la que miran la elección de 2016. Ya sabemos cuáles fueron los resultados de esa elección, pero ninguno podríamos haber previsto que cuatro años después estaríamos mucho peor de lo que pensábamos. Todo medio serio ha respaldado a Joe Biden. Ojalá masivamente los votantes hagan lo mismo.

          

PEDRO ÁNGEL PALOU
COLABORADOR
@PEDROPALOU