Esta pandemia de Covid-19, ha puesto a prueba a muchos sectores del país, empezando por el económico con la pregunta básica de todos los días: ¿cuánto tardará México de salir de la crisis en la que se encuentra? Pero conforme este año perdido se acerca a su fin, todo indica que pondrá a prueba también a la Iglesia Católica, su poder de convocatoria y hasta de control sobre la feligresía.
Dos fechas muy importantes para la vida religiosa de México están ya a la vuelta de la esquina. Una es el 28 de octubre, la máxima celebración de San Judas Tadeo que se lleva a cabo en la Iglesia de San Hipólito y la otra, los días 11 y 12 de diciembre, en el aniversario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, la máxima festividad de la Iglesia Católica mexicana.
En ambas celebraciones, ésta ha convocado a seguirlas de manera virtual para evitar que las multitudes se aglomeren y una ola de contagios que sería de consecuencias funestas.
Salvador Martínez Avila, rector de la Basílica de Guadalupe, anunció que se realizarán misas virtuales que se transmitirán por diversas plataformas y llamó a la feligresía a evitar visitar la Basílica porque el riesgo de contagio sería altísimo si tomamos en cuenta que se calcula que alrededor de 15 millones de personas visita el recinto guadalupano durante las festividades, por ello, permanecerá cerrado.
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Lo mismo ocurrirá en el templo de San Hipólito. Aquí hay un detalle que no se debe de soslayar: el grado de religiosidad de la población mexicana es tradicional y muy alto, y si tomamos en cuenta la contingencia sanitaria, la devoción se desborda sobre la Guadalupana y San Judas Tadeo para implorar que acabe esta pandemia mundial que los feligreses han llegado a considerar un castigo divino.
Así, ¿qué garantías puede ofrecer la cúpula eclesiástica para que las multitudes no lleguen hasta los alrededores de ambos templos?, ¿será suficiente con un llamado para evitar que las miles de peregrinaciones que año con año se dan cita con mayor grado de concentración en la Basílica de Guadalupe?
Lo que puede esperarse para este 12 de diciembre son multitudes rodeando la Basílica pues, por ejemplo, sería muy difícil para los feligreses romper con las tradicionales mandas que son promesas a la virgen o a cualquier otro santo y que se deben de cumplir porque están por encima de cualquier otro interés.
El rector Martínez Avila explicó una serie de reglas en esta nueva normalidad para celebrar a la virgen de Guadalupe que incluyen festividades en los altares que hay distribuidos por todas partes para así, de alguna manera vincular la tradición con los límites que impone esta nueva realidad. ¿Qué podrá más?, el espacio de lo virtual o una devoción que llega a los 489 años.
POR ADRIANA MORENO CORDERO
COLABORADORA
MORCORA@GMAIL.COM