MALOS MODOS

El presidente y sus amigos

Para lo que nadie está preparado es para que la figura presidencial se convierta en un tío

OPINIÓN

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Julio Patán/ Malos modos/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Ven la plática entre los tres moneros y el columnista del Otro Diario Oficial de la Federación, la que publicó El País? Me alarmó. “Por la falta de pudor de los tertulianos”, pensarán. “Por el modo digamos que no muy sofisticado de decir: ‘Soy un propagandista y a mucha honra porque el neoliberalismo, caca’. O por ese furor mussoliniano de confesar que ‘a veces no estoy taaan de acuerdo con él, pero aguanto vara y me doy cuenta de que, sin excepciones, el Supremo Líder tiene razón’” (cito de memoria). Eh, noup. A fin de cuentas, no hay nada en esa conversación que deba sorprendernos a estas alturas.

En todo caso, hay que agradecer, como se ha dicho, esa confesión coral tan ingenua, que es una muy inusual, y por lo tanto valiosa, autobiografía del propagandista. Gracias por eso, pues. Muchas gracias.

No, lo que me alarmó es la falta de empatía, la ausencia de humanidad que se manifestó en redes luego de que se difundiera ese material.

De veras, no se puede ser así.

Los tertulianos cuentan que son amigos del Presidente hace ya muchos años; que no es raro que los invite a comer. ¿De veras no se dan cuenta de las implicaciones que eso tiene? Porque, caray, podemos imaginar con nitidez esas comidas, entre lo que cuentan los cuatro magníficos y lo que sabemos del Presidente.

Primero, para sorpresa de nadie, nos cuentan que esas comidas son estrictos, inquebrantables monólogos. ¿De qué irán los monólogos? Del beis, supongo, en algunas ocasiones: hora y media sobre los Dodgers, digamos. O del fraude: “¿Sí les conté que la mafia en el poder me quitó la presidencia en 2006?”, pregunta el líder, otra vez, en la comida número 25, y ¡vámonos! Pero al parecer el tema habitual es la Historia.

Ya sé que a uno de los moneros le parece que el Dignatario es un erudito (¿alguien le explica?).

Aun si lo fuera, lo de que Porfirio fue una consecuencia de la conjura masónica o el grupo Bilderberg, lo de que Mussolini era Benito porque Juárez, o lo de que Cortés fue el primer neoliberal, puede resultar, como tema recurrente, bastante pesado.

Además, esto debe tener un efecto psicológico fuerte. Porque uno puede buscar en el líder de la patria a una figura paterna.

Estamos preparados para eso. Para lo que nadie está preparado es para que la figura presidencial se convierta en un tío.

Ya saben, el que monopoliza la plática y da cátedra cada que hay comida familiar.

Insisto: ¿nada de esto les mueve a compasión? ¿No se asoma en ustedes la empatía? ¿Les parecen pocos, 15, 20 o 30 años de militancia a este precio? ¿Nos hemos endurecido a tal punto que no podemos ponernos en el lugar del otro? ¿A estos extremos ha llegado la polarización?

Ok. Consideren entonces lo siguiente: las comidas hay que pasárselas con chocolatito, aguas frescas o jugo de piña miel. Sin alcohol, sí.

POR JULIO PATÁN
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