La Agencia Internacional de la Energía (IEA) —en su visión de cómo moldear a partir de los efectos de la pandemia un nuevo sistema energético mundial resiliente y capaz de cumplir los objetivos climáticos—, asigna un papel decisivo a los gobiernos, que a partir de sus facultades rectoras agrupe a todos los actores en torno a este objetivo.
Para ello, en su World Energy Outlook 2020, la IEA plantea cuatro escenarios: el de Políticas Declaradas (STEPS), el COVID-19 se controla gradualmente en 2021 y la economía mundial vuelve a los niveles anteriores a la crisis el mismo año; escenario de Recuperación Demorada (DRS), la pandemia se prolonga regresando a los niveles previos a la crisis hasta 2023, marcando el comienzo de una década con la tasa más baja de crecimiento de energía desde 1930; escenario de Desarrollo Sostenible (SDS), aumentan las políticas e inversiones de energía limpia para cumplir los objetivos de energía sostenible en su totalidad; y el escenario Net Zero Emissions para 2050 (NZE2050), que detalla lo que se necesitaría en los próximos 10 años, con la participación de todo el mundo, para poner las emisiones globales de CO2 en camino a cero netos para 2050.
En 2020, la pandemia provoca una disminución de la demanda de energía en 5%, petróleo en 8% y electricidad en 2%; reduciendo una cuarta parte del valor de la producción de petróleo y gas. Previo a la crisis, se proyectaba que la demanda de energía crecería un 12% entre 2019 y 2030; ahora el crecimiento durante este período es de 9% en el STEPS y sólo de 4% en el DRS.
En el STEPS, en 2040 la demanda del carbón cae por debajo de 20% y aumenta la demanda de gas en 30%.
En todos los escenarios crecen rápidamente las energías renovables, ocupando la energía solar un lugar preponderante en la generación de electricidad, que en 2030 de acuerdo con el STEPS cubrirá 21 por ciento del consumo mundial de energía.
La era de crecimiento de la demanda petrolera mundial llega a su fin en 10 años. Tanto en el STEPS como en el DRS, la demanda de petróleo se estabiliza en la década de 2030; sin embargo, una recesión económica prolongada elimina más de 4 millones de barriles por día de su demanda en el modelo DRS, en comparación con los STEPS, manteniéndola por debajo de los 100 millones de barriles diarios.
Se precisa que es demasiado pronto para prever una rápida caída de la demanda del petróleo, la movilidad disminuirá su demanda, pero la petroquímica presionará hacia el alza.
Lograr una reducción de 40% en las emisiones para 2030; obliga aumentar la generación de electricidad con fuentes de bajas emisiones, la movilidad eléctrica y transformar la infraestructura de redes eléctricas.
Estos escenarios se convierten en elementos claves de planeación en momentos de incertidumbre.
POR MANUEL RODRÍGUEZ
PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ENERGÍA DE LA LXIV LEGISLATURA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DEL H. CONGRESO DE LA UNIÓN
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