Des... Propósito

El enemigo en casa

El actual primer ministro húngaro se ha distinguido por sus ásperas críticas hacia la política comunitaria 

El enemigo en casa
Agustin Garcia Villa / Des... Propósito / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Aunque parezca absurdo que el anfitrión de un ágape permita que uno de los invitados se mofe de él, en su cara y en su propia fiesta, esa parece la situación de la Unión Europea (UE) ante la abominable conducta del premier húngaro Viktor Orbán, que no hace sino denostarla y debilitarla aunque la UE financió y subsidió a Hungría desde su ingreso en 2004.

Desde su aceptación a la UE, el país magiar se benefició de grandes recursos con los que ha logrado financiar una multitud de obras de infraestructura, apoyos para la educación, salud, medio ambiente, empleo, industria, agricultura, servicios, alimentación  sistemas de justicia, etc. 

En la actualidad su economía depende casi por entero de Europa. La mayor parte de su comercio exterior se genera con la UE a la que vende más de 80% de sus exportaciones totales y compra 75% de sus importaciones. En los últimos años las aportaciones de Hungría a la UE sumaron alrededor de una sexta parte de los recursos que recibió como contraprestación y representan alrededor de 6% del PIB de ese país.

Pese al cúmulo de apoyos y transferencias recibidos por su país desde su incorporación a la UE, el actual primer ministro húngaro se ha distinguido por sus ásperas críticas hacia la política comunitaria unionista seguida por la UE, cuya finalidad reside en lograr lo que se denomina el sueño europeísta, una Unión Democrática de todos los integrantes en un sólo bloque llamado Europa

Orbán, por su parte, está en el poder desde 2010 gracias a tres procesos electorales ampliamente cuestionados.

Bajo el control del populista Orbán, Hungría se ha convertido en un país prácticamente unipartidista, el Fidesz, que se dice anticomunista aunque se le atribuyen vinculaciones al Kremlin; es, a la vez, un país cada vez más anti-democrático, o iliberal democrático como lo llama Orbán, donde la corrupción va en aumento y se privilegia más al cuatismo, la lealtad al Fidesz y el nepotismo que la competitividad y la meritocracia.

Sus coartadas para hacerse de una mayor autoridad, como la reciente concesión parlamentaria de poderes extraordinarios que incluyen la posibilidad de gobernar por un periodo indefinido, se basan en métodos conspiracionales a través de los que infunde cólera, miedos y amenazas entre la población. 

Por ejemplo, ha mantenido una conducta brutalmente ultranacionalista, que se reflejó en el caso de los refugiados sirios hacia Europa hace cuatro años, aunque Hungría, pese a lo que sugería su propaganda, nunca fue considerada como destino por los sirios ni otros grupos migrantes. De la misma manera y con argucias antidemocráticas e infundadas acusaciones de corte racista o supremacista, hizo desaparecer centros de enseñanza superior discordantes con sus intereses, lo que sin dudas opera en contra de los principios básicos de la UE.

Algo debe suceder en el seno de la UE, pues es a todas luces insensato tener dentro de sus beneficiarios a un flagrante opositor.

 

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA

ANALISTA ECONÓMICO

ORBE@HERALDODEMEXICO.COM.MX

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