COLUMNA INVITADA

El enfado

En todo el país los políticos y los ciudadanos están preocupados, mientras que AMLO sigue concentrando el poder, la autoridad y las decisiones generales que darán las verdaderas condiciones de competencia

OPINIÓN

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Martha Gutierrez Temporal / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Aunque legalmente el proceso electoral 2021 ya comenzó, la realidad es que el presidente Andrés Manuel López Obrador se resiste a iniciarlo abiertamente. 
Ello explica los últimos acontecimientos que han provocando una cantidad de opiniones e interpretaciones que sugieren que el rumbo de la elección intermedia puede ser la debacle del partido gobernante. Sin embargo, se están perdiendo de vista los verdaderos signos y hechos de la elección, que son innegables, pero sobre todo muy interesantes para el análisis.
Las elecciones de Coahuila e Hidalgo, la ultima encuesta para la dirigencia de Morena, la detención del general Cienfuegos, la muy probable derrota de Trump (que hace casi 4 meses aquí anticipe), la aceleración de la COVID-19, la negación de registro a México Libre y la aprobación a otros, la orden de primero cremar y después hacer la autopsia a 109 fideicomisos, la suspensión para ocupar cualquier cargo de gobierno a Mancera en la Ciudad de México, el cateo a las casas de Luis Serna; por ejemplo, no son fortuitos.
La realidad es que AMLO intencionalmente está postergando el arranque del proceso electoral, porque esa es su estrategia y porque simplemente las teorías generales de gobierno se han modificado radicalmente con respecto a lo que, cuando menos en los últimos 40 años, estábamos acostumbrados
El PRI jamás habría permitido que la incertidumbre abarcara todo lo largo y ancho del sistema político del país, y de los procesos electorales.
Porque comprendía que el factor incertidumbre no sólo afectaba a su propia institución y la capacidad de tomar decisiones, sino a la mayoría de los ciudadanos, a través de los efectos en la economía, ambiente empresarial, situación sindical, estabilidad social y gobernanza, entre otros.
En todo el país los políticos y los ciudadanos están preocupados, mientras que AMLO sigue concentrando el poder, la autoridad y sobre todo las decisiones generales que darán las verdaderas condiciones de competencia.
Ante esto, me he encontrado con reacciones no sólo ríspidas de algunos actores políticos fundamentales de este país, sino con un enfado, frustración y desesperación cuándo hay discrepancias a sus argumentos, o triunfalismos como que la victoria de el PRI en Coahuila e Hidalgo y el triunfo de Mario Delgado, en realidad son una derrota en Morena, o que la eliminación de los fideicomisos es un golpe a los académicos e intelectuales que no van a perdonar. 
Todo eso es absolutamente falso. Por una sencilla razón. Insisten exactamente en los mismos argumentos que han elaborado desde 2018, en los que han basado su vida política: Ataques a la personalidad y forma de actuar del Presidente (en turno), alianzas sin justificación, movimientos pseudo-fascistas verdaderamente primitivos, y apoyo a familiares, amigos, cómplices en las candidaturas y posiciones de sus partidos. Sobre todo porque piensan que la gente no se da cuenta. Lo que nos lleva a dos importantes conclusiones: La pérdida total del concepto de representación política de la ciudadanía y una profunda crisis de todos los partidos políticos.
Bajo este escenario, el único triunfador es Andrés Manuel, por una simple y sencilla razón. La gente sigue confiando en él.
Lo insólito de todo esto, es que han construido todo un entramado sin abordar a fondo la realidad. Sin presentar a la ciudadanía una propuesta de alternativa seria, real, sobre todo fresca. Ni de parte del gobierno, ni de la oposición. 
El Presidente lo sabe y los conoce, y ante eso se ha reservado dar luz verde a las candidaturas de su partido. Aunque sea clarísimo quiénes y bajo qué premisas compiten, en Nuevo León, Zacatecas, Sonora, Campeche y CDMX.
Bueno, clarísimo para todos, menos para la "oposición" y la narrativa que han elegido. Con este acomodo de piezas en el tablero de juego, es predecible el resultado.
No es pregunta.


POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ