El triunfo electoral de Luis Alberto Arce, en Bolivia, tiene una connotación geopolítica muy importante, inevitablemente remueve los poderes que gobiernan en Sudamérica, saca del pozo de las desgracias a Evo Morales e inyecta optimismo a la izquierda que estaba de capa caída.
El resultado por sí solo es una muestra del poder que sigue teniendo Evo, en Bolivia, la contundente ventaja no dio margen a especulaciones de ninguna índole, incluso el rival de Arce, el centrista expresidente Carlos Mesa, reconoció el triunfo mucho antes de que se hiciera oficial.
Otro punto a destacar es cómo de inmediato el Grupo Puebla festejó la victoria, antes ya se había anotado el triunfo del presidente de Argentina, Alberto Fernández; para ellos representa retomar la senda democrática en Bolivia, “después de la interrupción sufrida mediante un golpe de Estado amparado por la OEA”. El Grupo Puebla, fue fundado en junio de 2019 y de él forman parte figuras de 15 países, como Dilma Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, Rafael Correa, Clara López Obregón, Yeidckol Polevnsky, Fernando Lugo, Evo Morales, entre otros.
Ni tardos ni perezosos, varios líderes latinoamericanos se sumaron a las felicitaciones para Arce, uno de los primeros fue el venezolano Nicolás Maduro, pues de manera indirecta el triunfo le vuelve a dar poder a Morales, uno de sus principales aliados.
Se sumó el presidente Fernández de Argentina, quien por cierto le dio manga ancha a Evo para operar desde Buenos Aires la campaña del Movimiento Al Socialismo (MAS) que él mismo fundó en 1997.
También el gobierno mexicano, que en su momento le dio cobijo a Morales, saludó la victoria. "Las más sinceras felicitaciones de México al pueblo boliviano por la extraordinaria jornada democrática en la que fue electo Luis Alberto Arce, entrañable compañero y amigo de nuestro país", escribió en Twitter el canciller Marcelo Ebrard.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel; el nicaragüense Daniel Ortega y Martín Vizcarra, de Perú, se unieron a las felicitaciones del triunfo que ayer se hizo oficial.
Dos cosas hay que tener presentes, Morales ya prepara las maletas para regresar a su reino, y ya le advirtió a EU que si quiere trabajar con Arce debe ser con respeto, o mejor no. Ese es el punto, si Arce, exitoso exministro de Economía de Evo, permitirá que su antiguo jefe interfiera en su mandato. Si es así, entonces será un títere político como sucedió con el ruso Dmitri Medvédev, que fue colocado en la Presidencia por Vladimir Putin.
Pero si Arce decide que él va a tomar sus propias decisiones, entonces Morales se topará con pared, como le sucedió en Ecuador a Rafael Correa con Lenín Moreno; habrá que esperar el día de la asunción y el regreso por la puerta grande de Evo, que sigue sorprendiendo a propios y extraños por el poder político que ostenta.
Al margen de lo que se avecina, bien le valdría a la derecha boliviana, contaminada por movimientos neonazis, hacer una larga reflexión, pues ellos hace unos meses ya se hacían con el control de los bancos de gas y litio, pero no contaban que el pueblo no los quiere ver ni en pintura.
POR ISRAEL LÓPEZ
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