SEDENA

A la tropa, clases y marinería

En el caso Cienfuegos, debemos evitar generalizaciones que desprestigien a quienes decidieron dedicar su vida a cuidar los intereses más nobles del país

OPINIÓN

·
Emilio Suárez Licona / Consultor de la Universidad Panamericana / Columna InvitadaCréditos: Especial

Durante los últimos 15 años, el rol que las fuerzas armadas han jugado en nuestro país desde un ámbito constitucional, legal, institucional y social, entre otros, ha sido objeto de un mayor análisis por especialistas en materia de seguridad nacional, académicos, medios de comunicación, expertos en asuntos de política internacional y por las distintas representaciones políticas de nuestro país.

Sin duda alguna, como consecuencia de la reciente detención en EU del general del Ejército Salvador Cienfuegos Zepeda, visiblemente la discusión tomará un nuevo impulso con distintos matices y materias. A raíz de dichos acontecimientos, hoy en día son tres los espacios que se antoja estarán sobre la mesa y que representarán un reto para el gobierno de López Obrador: lucha contra el narcotráfico y seguridad; cooperación internacional en materia de seguridad; y presencia de las fuerzas armadas en actividades que históricamente se han desarrollado por autoridades civiles.

En este sentido, no podemos perder de vista que siempre será sano discutir y poner en la agenda pública todos aquellos temas que sean fundamentales y de preocupación para el ciudadano común y corriente, más aún cuando su despliegue en políticas públicas concretas tiene alguna repercusión en el desarrollo democrático y social del país —en estos ámbitos el Ejército y la Marina tocan vidas día a día—.

A este respecto, llama la atención que la discusión en los últimos días —principalmente en medios de comunicación, redes sociales y espacios políticos— está cargada en algunos casos de una profunda ligereza e irresponsabilidad de algunas opiniones que, sin mayor análisis, llegan a conclusiones erróneas que poco ayudarán a encontrar una mejor solución a la crisis de delincuencia y seguridad que hay en el país y su consecuente relación con el papel que en la materia se les ha encomendado a las fuerzas armadas.

Para el caso concreto, estamos obligados a evitar asumir generalizaciones que tengan como consecuencia directa desprestigiar a mexicanos que decidieron —por convicción o necesidad— dedicar su vida y literalmente con su vida, el cuidar y salvaguardar los intereses más nobles de nuestro país. Recuerdo con profunda emoción un proceso de renovación de pasaporte para mis hijos en 2015 en el que nos encontramos a dos integrantes de la Fuerza Aérea Mexicana; ahí mi hija les preguntó a qué se dedicaban y contestaron que a cuidar el espacio aéreo de nuestro país. La respuesta de mi hija fue aleccionadora, pues agradeció desde su inocencia el trabajo que hacían día a día para cuidarnos a todos.

Para el gobierno de México el caso del general Cienfuegos implica un reto estratégico para ser escrupulosamente cuidadosos en el seguimiento del proceso desde una celosa perspectiva de protección y asistencia consular por parte de la cancillería, además de los nuevos retos que implica el tema en nuestra relación con EUA. Para mi, como a mi hija y muchos mexicanos, sólo me queda agradecer a la tropa, clases y marinería, al Ejército y Marina en general, por muchas cosas buenas que hacen por nosotros.

POR EMILIO SUÁREZ LICONA

CONSULTOR Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA

@EMILIOSL