COLUMNA INVITADA

Oponer es proponer

Una oposición reaccionaria, animada por teorías de la conspiración, puede descarrilar un frente opositor ciudadano

OPINIÓN

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Rodrigo Guerra López / Columna InvitadaCréditos: Especial

El 20 de octubre hará su debut “Sí por México”, una nueva coalición de personas y grupos que buscan crear una alternativa propositiva ante la crisis que vive el país. El proyecto está encabezado por Claudio X. González y Gustavo de Hoyos. Evidentemente, al ver los liderazgos que encabezan el esfuerzo y el elenco de membretes que conforman la coalición de inmediato surgen preguntas. ¿Habrán entendido el mensaje de las urnas en la elección de 2018? ¿Será este un movimiento capaz de acoger realmente al México indígena, campesino y popular? ¿Sus principales dirigencias se habrán forjado a través de experiencias profundas de inmersión empírica en la solidaridad con los más pobres? ¿Sus estrategias descansarán en la autenticidad de una vida transformada desde dentro por el desafío de la mirada de los más pobres y excluídos?

Estas preguntas no son artificiales ni buscan sembrar una perspectiva populista. El populismo, tanto en sus versiones clásicas como en sus variaciones posmodernas, es una trampa manipuladora y artificial que lastima al pueblo y lo instrumentaliza. Las preguntas surgen más bien de una perspectiva “popular”. Lo verdaderamente “popular”, lo que acoge al pueblo real y empírico, se construye desde abajo y desde la periferia. Se edifica leyendo integralmente la historia de un pueblo y jugándose la vida por él. Se construye con cercanía y amistad con los últimos. Más aún, se construye “desde los últimos” y no sólo colocándose al servicio de ellos.

Hace menos de un año, un grupo de amigos publicamos un libro intitulado La irrupción de los movimientos populares (Librería Editrice Vaticana, 2019). En este, bajo diversas aproximaciones intentamos mostrar la fuerza de lo popular y las trampas del neopopulismo —de derecha o de izquierda por igual—. El papa Francisco nos hizo el favor de escribir un prólogo en el que señala: “El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los pueblos, en su capacidad de organizarse y también en manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio.” (…) “Los movimientos populares (…) representan una gran alternativa social, un grito profundo, un signo de contradicción, una esperanza de que todo puede cambiar.” (…) “Los movimientos populares pueden representar una fuente de energía moral, para revitalizar nuestras democracias, cada vez más claudicantes (…) [son] una reserva de pasión civil, de interés gratuito por el otro, capaz de regenerar un renovado sentido de participación.” (…) “El antídoto al populismo y a la política-espectáculo está en el protagonismo de los ciudadanos organizados, en particular de aquellos que crean (…) en su cotidianeidad, fragmentos de otros mundos posibles que luchan por sobrevivir a la obscuridad de la exclusión.” (…) “La participación política de los movimientos populares puede vencer a la política de los falsos profetas.”

Una oposición meramente reaccionaria, animada tácita o explícitamente por teorías de la conspiración, puede descarrilar la necesidad de construir un frente amplio opositor ciudadano y partidista. La oposición que México requiere no es la de los extremistas, sino la de quienes con radicalidad apuestan por la propuesta, por el bien posible, por el diálogo y la amistad social.

POR RODRIGO GUERRA LÓPEZ

PROFESOR E INVESTIGADOR DEL CISAV

RODRIGO.GUERRA@CISAV.ORG