MÉXICO

¿Tiempo de cobardes?

La competencia y su papel en la economía es un tema que se discute de forma tangencial y no como vital para la reactivación económica y la transformación que esta viviendo México

OPINIÓN

·
Óscar Sandoval/Colaborador/ Opinión El Heraldo de México

“El mundo no es de los cobardes. 
A veces triunfan, por casualidad o por suerte. 
Pero nunca tienen un buen funeral.” 

En México estamos pecando por acción y por omisión. En acción porque seguimos proponiendo, legislando, gobernando y ejerciendo soluciones en función de lo que se opina y juzga se hizo mal en el pasado; al tiempo que damos respuesta automática a una sociedad profundamente lastimada por la corrupción que hemos creado nosotros mismos.  

Por omisión, porque quienes han ejercido el servicio público y el poder, también pecaron por acción. Hoy su sombra, sinónimo de corrupción, les quita la posibilidad de argumentar la transformación que se votó en las urnas. Ambos actos de cobardía. 

La competencia y su papel en la economía es un tema que se discute de forma tangencial y no como vital para la reactivación económica y la transformación que esta viviendo México

No es un tema neoliberal o conservador. La competencia es, también, lo que lleva a un presidente a la silla y el mercado de electores – con sus vicios – el terreno en el que se juega el presente y futuro de un país. Atención: que haya “vicios” en la democracia no significa que debamos aniquilar en nombre del pueblo el voto ciudadano como vía para elegir a nuestros gobernantes. 

El problema es que hemos asumido que por ser la competencia algo intrínseco en la forma de relacionarnos, es algo que sabemos usar a nuestro favor. 

Por ejemplo, algunas empresas administradoras de afores han sido castigadas por la Cofece por viciar el mercado y aún así, hasta que el Gobierno de México amenazó con el control de precios, habían obviado que son ellas también responsables de promover la competencia. Nuevamente, acción y omisión. Atención a otras industrias y sectores económicos, eviten dar pretextos. 

Además, estamos utilizando la incertidumbre como forma de negociar entre el Gobierno y la iniciativa privada. Se lograrán los objetivos de la Cuarta Transformación, pero también el resultado es que las inversiones en curso simplemente se mantienen por una decisión meramente financiera de recuperación; y no como vía para generar bienestar y desarrollo económico presente y futuro.

Lo delicado para México es que esto se refleja en nuestras finanzas personales en el mediano plazo, cuando empieza a ser tarde o no podemos relacionarlo con una decisión en específico. En el caso específico de México, después del proceso electoral 2021.

Otra de las consecuencias es que hay menos incentivos para que nuevas empresas participen. Decidir para generar este escenario, por acción u omisión, es también una forma de corromper. En el terreno del mercado electoral sería como si desde el poder buscan desaforarte para que no puedas competir en las urnas. 

Hablar de competencia duele. No hacerlo es vía para encoger la economía mexicana, lo que es malo en la medida en que limites las posibilidades de desarrollo de la persona o que ganar todos menos se interprete como menos desigualdad. 

POR ÓSCAR SANDOVAL
COLABORADOR