LUIS SOTO

Puras ilusiones los créditos productivos

Como en las carreras con obstáculos, los solicitantes enfrentan varios:  el primero, que no están inscritos en el SAT, ni  tampoco  en el Régimen de Incorporación Fisca (RIF); el segundo

OPINIÓN

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Luis Soto / Agenda ConfidencialCréditos: Especial

El Banco del Bienestar, encargado de dispersar los recursos de los programas sociales de la Cuarta Transformación, y de ofrecer servicios financieros integrales a la población que recibe algún dinerito del gobierno, se convirtió en el “banco del malestar” cuando los beneficiarios se dieron cuenta que les estaban “dando atole con el dedo”, pues en muchos casos ni había dinero y tampoco servicios porque no tiene la infraestructura para atender a millones de personas.

Pero la estocada a la institución se la pusieron cuando en conjunto con la Secretaría de Economía, le encargaron otorgar los préstamos del gobierno, denominados “Crédito Directo Productivo”, para que los micro changarros afectados por la pandemia del COVID-19, no bajen la cortina y sus dueños no se mueran de hambre, paguen la renta, el teléfono, la luz y sus deudas.

El Heraldo de México ha seguido puntualmente este asunto de dichos créditos, que a simple vista resultan bastante atractivos porque ofrecen un mínimo de 20 mil pesos y un máximo de 50 mil, con una tasa de interés del 10 por ciento, plazo de 18 meses más 3 de gracia empezando a pagar en el cuarto mes, pagos mensuales de 1,200 pesos. Pero la desilusión empieza cuando los interesados intentan registrarse en línea para acceder a ellos.

Como en las carreras con obstáculos, los solicitantes enfrentan varios:  el primero, que no están inscritos en el SAT, ni  tampoco  en el Régimen de Incorporación Fisca (RIF); el segundo, que no cumplen con el perfil de personas físicas con actividad empresarial; el tercero que no viven en los municipios o alcaldías seleccionadas  por los diseñadores del programa (en la ciudad de México sólo incluyeron Iztapalapa y Gustavo A. Madero; en el Estado de México a Ecatepec y a “Nezayork”; en varios estados de la República consideraron a las  capitales y  ciudades  importantes); el cuarto obstáculo es contar con  historial crediticio favorable y el quinto,  tener una cuenta CLABE para que le transfieran el billete.  ¡Peor imposible! Dicen algunos que han intentado obtener el registro.  

Tanto la secretaría de Economía como el Banco del Bienestar debieron haber precisado, insistido, reiterado en sus presentaciones y promocionales, que el Crédito Directo Productivo está dirigido única y exclusivamente a los micronegocios formales y aquellos que están en el RIF, y que tiene una raquítica bolsa de 300 millones de pesos, para no crear ilusiones en los millones de personas que tienen un micro changarro pero que están en la informalidad.

 

POR LUIS SOTO

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