AYER PENSABA DISTINTO

El partido del fraude

La institución que sostiene el proyecto electoral de la transformación nacional resultó tener un padrón inflado, manipulado e inservible y sus asambleas estuvieron plagadas de coerción, acarreos y violencia

OPINIÓN

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Fernanda Caso / Ayer pensaba distinto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

En el partido de la esperanza, la renovación empezó con un proceso interno que tuvo que ser cancelado por las burdas irregularidades que se evidenciaron. La institución que sostiene el proyecto electoral de la transformación nacional resultó tener un padrón inflado, manipulado e inservible y sus asambleas estuvieron plagadas de coerción, acarreos y violencia. El caos dentro de la institución de la democracia verdadera llegó al punto en el que el Tribunal Electoral definió que una encuesta abierta entre simpatizantes era el único camino posible para dirimir el asunto.

El INE, entonces, se dispuso a definir los lineamientos para llevar a cabo el proceso. Las reglas aprobadas por la autoridad y que fueron aceptadas en su momento por los aspirantes a la dirigencia de Morena eran claras: Una primera encuesta para seleccionar a los candidatos más conocidos, una segunda encuesta para definir al ganador y una tercera encuesta de desempate en caso de que la diferencia entre el primer y el segundo lugar no superara el margen de error. La cosa parecería no ser muy complicada; sin embargo, estamos hablando del partido cuyo mito fundacional es el fraude sin evidencia. Ningún proceso institucional puede ser sencillo si se pretende ser fiel a los ideales de un partido así.

Vale la pena hacer un recuento de lo que ha sucedido hasta ahora, teniendo claro que aún no llegamos a la tercera encuesta. Es decir, todavía no acaba la elección y el desarrollo de los hechos pareciera propio de una saga épica.

Tras la primera encuesta, empezaron las acusaciones: sesgos en las casas encuestadoras, fraudes orquestados desde las cúpulas partidistas y colusión entre autoridades y competidores para amañar los resultados. El asunto siguió. Tras la segunda encuesta, ¡uno de los competidores se declaró, ganador legítimo! Sí, así como se escucha y sin siquiera hacer un esfuerzo por elegir palabras distintas a las del líder. Asumiéndose como tal y sin que ninguna autoridad le concediera el triunfo, Porfirio Muñoz Ledo convocó a sus seguidores a su toma de protesta en la sede del partido. Esta toma de control de las instalaciones, naturalmente, no pudo ser concluida pues también en el partido saben bloquear con manifestaciones y eso fue lo que hicieron. Mujeres feministas que lo acusan de acoso sexual impidieron que se llevara a cabo su evento. Él, como buen obradorista, descalificó la protesta llamándola un “asalto violento” provocado por su contrincante, Mario Delgado.

Las vicisitudes de la vida interna de Morena serían poéticas si no fuera por el peso que tienen en nuestro país. Ese partido que no puede elegir a un líder después de casi dos años es el mismo que tiene la Presidencia de la República, que controla el Congreso, que desaparece instituciones, que desfonda la ciencia y la cultura, y le da la espalda a los niños con cáncer. México permanece en las manos de un partido con poder pero sin rumbo.

POR FERNANDA CASO

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