MILITARES

México, lejos de ser militarizado

La conscripción tiene efectos positivos, pues permite cultivar nuevas habilidades, desarrollar redes sociales, así como fortalecer las normas sociales y códigos de comportamiento

OPINIÓN

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Iñigo Guevara Moyano / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La ola de análisis, comentarios y opiniones en varios medios sobre la militarización de las instituciones en México son producto de la ignorancia y amarillismo, pues la idea de que el país atraviesa un proceso de militarización dista significativamente de la realidad.  

Lo que sucede en México es un proceso de seguritización (sic) de las Fuerzas Armadas (FFAA), pues ante el colapso, incapacidad o ineficiencia de las instituciones civiles de seguridad, se opta por asignar sus funciones. Este proceso va en deterioro de la capacidad militar mexicana si no va con un ajuste significativo a su estado de fuerza y presupuesto. 

Para tener una referencia, vale la pena analizar el Índice de Militarización Global (GMI), desarrollado por el BICC, un centro de investigación independiente dedicado al análisis de la seguridad internacional. El GMI tiene datos que incluyen la proporción del presupuesto militar con referencia al PIB con la inversión en el sistema de salud, el número de militares y paramilitares con el número de doctores. 

Los cinco países con más alto GMI son:
1) Israel, 2) Singapur, 3) Armenia, 4) Chipre y 5) Corea del Sur. En su mayoría, países que viven día a día bajo una amenaza, lo que les obliga a tener altos niveles de militarización:  

  • Israel dedica 6.1% de su PIB a la defensa y todos los ciudadanos judíos y drusos –hombres y mujeres– deben servir entre 2 y 4 años en las FFAA. ¡Esa es una sociedad militarizada! 
  • Singapur, la Perla de Asia, asigna 3.1% de su PIB a la defensa y requiere entre 22 y 24 meses de servicio militar para todos los varones.
  •  Corea del Sur, que ocupa una posición geoestratégica terrible –junto a Norcorea y Japón– dedica 2.5% de su PIB a la defensa y pide a los hombres servir entre 18 y 22 meses.   

También vale la pena analizar el impacto del servicio militar en la población. Según un estudio de la Universidad de Texas, en Austin, sobre el servicio militar en Israel, la conscripción tiene efectos positivos, pues permite cultivar nuevas habilidades, desarrollar redes sociales, así como fortalecer las normas sociales y códigos de comportamiento (capital cultural), mostrando una correlación positiva entre las habilidades militares de la población y el desarrollo de la industria de alta tecnología.

En América, Cuba ocupa el lugar 25 y EU el 31; Chile 35, Perú 40, Uruguay 51, Colombia 56 y Ecuador el 58.  Para ubicarnos en el contexto global… México ocupa el lugar 114 en el GMI.    

En todo caso, los problemas sistémicos de México no parecen ser la "inminente militarización", sino la falta de ella.  Israel, Singapur y Corea del Sur son tres muy buenos ejemplos de cómo una buena dosis de instrucción y servicio militar lleva a desarrollar sociedades disciplinadas, trabajadoras y eficientes. 

Una buena pregunta es si ¿México se beneficiaría de un mayor nivel de militarización? Entendiendo por militarización una inversión acorde en sus FFAA, cuyo presupuesto es actualmente de 0.6% del PIB y un ajuste del actual Servicio Militar Nacional para que incorpore durante un año completo –por lo menos–, a una proporción significativa de los jóvenes en un "esquema de militarización", diseñado para activar cambios positivos en las nuevas generaciones de mexicanos. 




POR ÍÑIGO GUEVARA MOYANO
*DIRECTOR DE LA CONSULTORÍA JANE'S EN WASHINGTON, DC