DIPLONOTAS

Los códices del Vaticano

Ya no se trata solamente de que España y la Iglesia Católica se disculpen con los pueblos indígenas por la colonización

OPINIÓN

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Beata Wojna / Diplonotas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Con la visita de la esposa del presidente de México, Beatriz Gutiérrez Müller, a Francia, Italia y al Vaticano, para pedir el préstamo de los objetos arqueológicos e históricos vinculados a las culturas prehispánicas, el gobierno de México da un paso más en sus solicitudes dirigidas hacia los europeos por el pasado colonial.

Ya no se trata solamente de que España y la Iglesia Católica se disculpen con los pueblos indígenas por la colonización, como lo leíamos en las cartas dirigidas hacia el rey español y el Papa, en marzo del año pasado. Ahora se pretende tener en el territorio nacional las piezas consideradas esenciales en la nueva narrativa de la historia mexicana, principalmente los códices prehispánicos. El objetivo es exponerlos en el año 2021 con ocasión de “los 700 años de la fundación de Tenochtitlán-México, los 500 años de la invasión colonial española y el bicentenario de nuestra Independencia” como se lee en una de las misivas.

La verdad es que las tendencias mundiales favorecen la política histórica del presidente López Obrador. En los últimos meses presenciamos amplios movimientos en contra de los símbolos que representan las historias oficiales de muchos países. En los Estados Unidos han caído varios monumentos de personajes que promovían la esclavitud. En Bélgica vimos desaparecer de los espacios públicos las estatuas del rey Leopoldo II, conocido por su crueldad en el Congo belga. En la Ciudad de México acaban de retirar la estatua de Colón para restaurarla, aunque ya se escuchan voces que cuestionan su permanencia en el Paseo de la Reforma.

Por otra parte, existen numerosos argumentos para que los países donde se encuentran estos valiosos objetos históricos y arqueológicos rechacen la solicitud mexicana. La fragilidad y la seguridad de las piezas es probablemente la consideración más importante para negarlos, aunque lo cierto es que por ejemplo la Biblioteca del Vaticano ya ha realizado préstamos de este tipo a otros países.

La reinterpretación de la historia es parte de nuestro presente, y el debate sobre el pasado es esencial en nuestros países. Es en este sentido que debe entenderse el intento mexicano de buscar en el extranjero justicia histórica. Dada la dimensión internacional de este asunto, hay que “tejer muy fino” para conseguir reconciliaciones en vez de tensiones y conflictos. Destaca que esta vez, la diplomacia que faltó en la anterior solicitud mexicana al rey de España, sí hizo presencia, constituyendo una prueba de que los canales diplomáticos tradicionales pueden abrir ventanas en vez de cerrarlas. Queda obviamente por ver como finalizará la apuesta histórica del gobierno.

Lo que sí resulta sorprende en México es que estos reclamos históricos no surgen de los pueblos originarios, sino de las autoridades. En este sentido, debemos preguntarnos si la política histórica del gobierno tiene realmente el propósito de reivindicar a los pueblos indígenas o si solo servirá al gobierno para sus objetivos políticos de 2021.

 

POR BEATA WOJNA 

PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES (ITESM)

@BEATAWOJNA