El 23 de febrero de 2010, durante la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe celebrada en la Riviera Maya, se acordó, por iniciativa de México, la creación de un foro político regional. En diciembre de 2011, se estableció de manera definitiva la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con el objetivo de buscar la paz, el desarrollo socioeconómico y la integración de la región.
Celac funciona como un instrumento para fortalecer la participación conjunta de los países en negociaciones multilaterales, la cooperación internacional para el desarrollo y el diálogo político frente a los distintos desafíos existentes.
Esta institución es la única que agrupa a los 33 países de América Latina y el Caribe, lo cual representa el 8.6% de la población mundial y el 7.1% del PIB en el mundo. Este peso geopolítico y económico llamó la atención de la Unión Europea y China para ser socios estratégicos cercanos de Celac y colaborar activamente en distintos procesos políticos y económicos.
A pesar de la semejanza cultural y prioridades compartidas entre sus integrantes, Celac ha sufrido una parálisis desde hace tres años. La inmovilización proviene, principalmente, de la división ideológica entre los países frente a las situaciones que atraviesan algunos de sus miembros. Muestra de esto es que en 2018 ningún miembro estuvo dispuesto a asumir la presidencia pro tempore del mecanismo y se prolongó la presidencia de El Salvador un año más.
Afortunadamente, este impasse está próximo a vencerse. México fue electo unánimemente para asumir la presidencia de Celac durante 2020. La política exterior emprendida por el presidente López Obrador se caracteriza por respetar la autodeterminación de los pueblos y la no intervención en sus políticas internas y será un aliciente para lograr de nuevo el diálogo y entendimiento entre las naciones.
El apego al principio de no intervención, el impulso a la solución pacífica de los conflictos internacionales y el compromiso de México con el multilateralismo han resultado eficaces para recuperar el liderazgo en el escenario global. La presidencia pro tempore de México mostrará que esta perspectiva es efectiva.
Además del descongelamiento venidero del mecanismo, México delineó un plan en el que impulsará diversas áreas de trabajo con el objetivo de fortalecer la posición de la región latinoamericana y caribeña a nivel internacional.
Siendo innovación y desarrollo el lema de este año, entre los proyectos presentados por México para ser discutidos por el resto de los países destacan la cooperación aeroespacial y aeronáutica, la gestión integral de riesgos por desastres naturales y el monitoreo de virus y bacterias para evitar la resistencia a antibióticos.
Esto irá de la mano de un fuerte trabajo en temas sociales como la cooperación para la transparencia y lucha contra la corrupción, el establecimiento de compras consolidadas en común, la celebración de un foro ministerial entre Celac-China y el consenso de agendas sustantivas para la siguiente Asamblea General de las Naciones Unidas.
Los problemas que aquejan a la región desconocen fronteras y por tanto, deben afrontarse en conjunto. La integración requiere una visión estratégica compartida de mediano y largo plazo. Por esta razón, la presidencia pro tempore de México en Celac es una oportunidad única para posicionar a América Latina y el Caribe como una región líder en los temas de la más alta relevancia mundial.
Este es el momento para replantear el futuro del mecanismo y la región, así como para construir consensos y acuerdos entre los integrantes, independientemente de su inclinación ideológica.
POR EFRAÍN GUADARRAMA
DIRECTOR GENERAL DE ORGANISMOS Y MECANISMOS
REGIONALES AMERICANOS DE LA SRE
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