La prueba de fuego para José Agustín y Andrés Manuel

La 4T no resistirá una investigación superficial del engaño electoral de Gómez Urrutia para llegar al Senado

La moral por bandera, ¿la ilegalidad por razón? Me niego a creer que José Agustín Ortiz Pinchetti, titular de la Fiscalía de Delitos Electorales, vaya a fallarle al presidente López Obrador y, lo más importante, que el distinguido jurista vaya a fallarse a sí mismo.

Ortiz Pinchetti está ante un reto enorme: hacerse de la vista gorda ante la evidente ilegalidad electoral que cometió el senador Napoleón Gómez Urrutia —su delito no ha prescrito— o proceder como ordenan las leyes.

Andrés Manuel reitera que la honestidad es lo más importante en su gobierno. Sabe que cualquiera de sus colaboradores puede corromperse, menos Ortiz Pinchetti.

El prestigio de este hombre va más allá de la política. Honrar la esencia de lo que aspira a ser la 4T —un régimen basado en la ética— no depende ni de la Cartilla Moral ni del libro de economía moral del Presidente. La pureza que presume AMLO sólo quedará intacta si no falla José Agustín.

El gobierno resistió la desaseada exoneración que del director de la CFE, Manuel Bartlett, hizo la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval. Pero la Cuarta Transformación no resistirá una investigación superficial del engaño electoral de Gómez Urrutia para llegar al Senado.

En días pasados el senador por Morena fue visto en Vancouver, Canadá, usando su pasaporte canadiense, lo cual contraviene la ley en nuestro país; aunque a ciudadano mexicano tiene permitido contar con doble nacionalidad, exceptúa los casos cuando se es legislador.

En algún momento durante las campañas de 2018, Napito dijo haber renunciado a la nacionalidad canadiense. Y hoy, más allá de haber mentido, sabemos que, al hacerlo, violó la ley con toda intención. Tal vez, Gómez Urrutia prefiere tener por ahí (ya ni tan) oculta su otra nacionalidad en razón de que dejó de existir el fuero. Quizá, cuando la 4T ya no gobierne, prefiera regresar a Canadá. Es indistinto; las autoridades canadienses dicen no tener solicitud del legislador renunciando a su nacionalidad, por lo que lo fundamental es que violó la ley mexicana.

La pelota está en la cancha de Ortiz Pinchetti quien, para ser fiel a su prestigio y trayectoria, no deberá esperar a que haya una denuncia para empezar a investigar. No puede el fiscal electoral salir con artilugios legales para demostrar que “Napito” no hizo nada erróneo y que no importa si el legislador cuenta con doble nacionalidad.

Se entiende desde siempre que el único principio que rige a los políticos es la practicidad. Por pragmático, López Obrador le dio una plurinominal a Napo: le significaba votos del sector minero. Probablemente, no notó en ese momento que no requería de los líderes sindicales para conseguirlos. El hecho es que debe haber un compromiso entre ellos, pero AMLO no incumplirá, porque ya hizo senador a Napito —quien iba a respetar los requisitos legales—, pero si el mexicocanadiense y sus aliados presionaran al Presidente, este les podría decir que —mala suerte— Ortiz Pinchetti es un idealista que no entiende de arreglos.

¿Será realmente Ortiz Pinchetti intachable, como muchos suponemos es?

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM 

@MALOGUZMANVERO

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