Ante un Zócalo lleno en el primer aniversario de su toma de posesión, Andrés Manuel López Obrador marcó la fecha del 1 de Diciembre de 2020 para terminar de sentar las bases que concretarán la llamada “Cuarta transformación de la vida pública de México”.
Lo que para algunos fue sólo una fecha simbólica, se ha convertido en este inicio de año en la frase más recurrente en los discursos del Presidente. Va en serio.
Ese día dijo que “ante cualquier circunstancia, será prácticamente imposible regresar a la época de oprobio que significó el periodo neoliberal o neoporfirista” y que para entonces, dentro de 11 meses, los conservadores “ya no podrían revertir los cambios” que su gestión está implementando en el país. El Presidente insistió ayer por la tarde en Tlaxcala que al conmemorar el segundo aniversario de su mandato, dirá que la corrupción se ha terminado. Pero esto va más allá.
Prácticamente ya hizo los cambios legales necesarios para revertir las reformas del sexenio de Peña Nieto que siempre criticó, en especial la energética y la educativa. Ha puesto en marcha la entrega de los apoyos que prometió y se centralizaron las compras del gobierno. El nuevo Instituto de Salud para el Bienestar nació hace cuatro días. ¿Qué implica entonces este compromiso?
Lo ideal sería demostrar que la corrupción fue derrotada y que los millonarios desfalcos a nivel federal y en los estados han sido castigados o están en proceso de serlo. Quizá alguna de las denuncias que interpuso el Jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera ante la FGR tenga alguna consecuencia y, como ampliamente lo desea buena parte de la opinión pública, más gente esté en la cárcel pagando los abusos que se cometieron.
La realidad podría ser menos visible. Para el Presidente y su equipo el que se sienten las bases de la Cuarta Transformación involucra también tener todos los hilos para garantizar que en el futuro inmediato existan las condiciones para que los logros de esta administración no se desvanezcan.
Este año se producirán cambios importantes en organismos autónomos como el Instituto Nacional Electoral, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, el INAI y otros que coinciden en ciertas decisiones con el ejecutivo federal. Sumados a otros órganos, a la Corte, el Congreso y los gobiernos de los estados, le darán a la 4T una influencia como hace mucho no se veía en este país.
¿Qué harán con ella? Quizá no habrá que esperar once meses para darnos cuenta.
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CONTRASEÑA: Al declararse no culpable de los cargos que se presentaron en su contra ante la Corte de Brooklyn, Genaro García Luna abrió una abanico de posibilidades muy amplio. De seguir en la misma línea, enfrentará un juicio muy rudo y como ocurrió durante el proceso contra “El Chapo” Guzmán, se anticipan revelaciones explosivas. Casi nadie ha salido absuelto al 100 por ciento de casos como el que enfrenta, por lo que ya algunos expertos legales le pronostican cuando menos 20 años de cárcel. Aunque todavía puede negociar.
POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ
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