Desde el martes, a la par que la Comisión de Vigilancia del Órgano Superior de Fiscalización del Congreso local depuraba la lista de apuntados para encabezar el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM), en la Junta de Coordinación Política del Congreso local se negociaba cómo repartir ésta y otras posiciones.
El gran apuro que enfrenta Morena, aunque es el partido mayoritario, es que le hacen falta cuatro votos para alcanzar las dos terceras partes requeridas para nombrar a la persona que quieren como titular del OSFEM: la diputada federal con licencia Miroslava Carrillo, afín al senador con licencia Higinio Martínez.
Se trata de un escenario, por decir lo menos, paradójico: pese al tamaño de Morena, no alcanza los números (50 votos). En primera, por su fractura interna. De los 36 diputados que tiene, cuatro no obedecen a su coordinador, Maurilio Hernández, sino a la línea que marca Daniel Serrano, uno de los liderazgos de Morena en la entidad. Con ello, al grupo de Higinio Martínez y Maurilio Hernández les restan 32 diputados que les obedecen. A ellos se sumarían –si reditúan las negociaciones– los ocho del PT, los dos del PES y los cuatro independientes, para sumar 46 votos a favor de Miroslava Carrillo como la próxima auditora del Edomex.
Aunque, aun esos 46 votos son un número aventurado, pues los ocho del PT están condicionados a que le entreguen a este partido la Contraloría del Poder Legislativo, para que el Partido del Trabajo coloque ahí a Joel Cruz Canseco, que es un militante con vida muy activa. Fue su represente ante el Instituto Electoral del Edomex y fue diputado local en la anterior Legislatura.
Radica ahí el atorón: qué cede Morena y qué ganan las fracciones pequeñas. Al PAN, comandado por Anuar Azar, también le hace ojos la Contraloría del Congreso local como condición para entregar sus ocho votos, o parte de éstos… o por lo menos para ausentarse de la votación hoy. Porque hoy se votaría y definiría ese cargo, que tiene en sus atribuciones calificarle las finanzas públicas al gobernador Alfredo Del Mazo.
O lo podemos poner en otros términos. Tal como dicta el hexagrama número 9 del I Ching: es el tiempo del poder de los pequeños. Pero eso no es lo grave o revelador. Las negociaciones por cargos y los partidos pequeños vendiendo caro su amor son materia cotidiana. Lo que no se ha subrayado es que será la primera vez en que, sin pudor alguno, los partidos se repartan estas posiciones de fiscalización a discreción.
Anteriormente, la Contraloría y el auditor privilegiaban criterios técnicos, y si bien los titulares podrían tener filias políticas, no exhibían la costura partidista de manera ramplona. Por ejemplo, era sabido que Victorino Barrios, el anterior contralor, tenía formación y era proclive a la izquierda, pero jamás militó en un partido de éstos. Hoy, estaríamos a punto de ver que lo sustituya un exdiputado y exrepresentante del PT ante el IEEM. A Fernando Baz, el exauditor del OSFEM, se le conoce la filia priista, pero al menos no fue un funcionario público, ni interno de ese partido. Ahora, la diputada con licencia –capacidades y talentos aparte– Miroslava Carrillo, una persona con claros intereses de partido estaría por sustituirlo. En suma, estamos ante el escenario de observar la integración de las primeras Contraloría y Auditoría carnalas. Ojalá que no.
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POR HUGO CORZO
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