Al final de la década de los 70 y hasta mediados de los 80 hizo época en la televisión mexicana una serie estadounidense.
México está convertido en la Isla de la Fantasía. Sí, aquella de la exitosa serie que hizo época en la televisión mexicana a finales de la década de los 70 y hasta mediados de los 80. El Sr. Roarke y su fiel e inseparable Tattoo eran los encargados de cumplir las fantasías de sus huéspedes sin importar lo difíciles que parecieran.
“El avióoon, el avióoon”, gritaba Tattoo y la magia comenzaba. El Sr. Roarke, ataviado con su inmaculado traje blanco y corbata negra -cual mesías- lograba siempre satisfacer los deseos de aquellos que depositaban su fe en los anfitriones de la isla.
Hoy, en pleno siglo XXI, Andrés Manuel López Obrador -cual Sr. Roarke- pretende cumplir todas las fantasías de los mexicanos, como si estuviéramos en la Isla de la Fantasía. Acabar con la inseguridad, extinguir la corrupción, generar millones de empleos, atención de salud total y gratuita, becas, apoyos, subsidios, agua, carreteras, rescatar a Pemex, bajar el precio de las gasolinas, el gas y la luz, acceso a la universidad para todos los jóvenes y todos los demás deseos que se nos ocurran caben en nuestra isla de la fantasía 4T.
Sin embargo, cuando estalla la crisis en el sector salud, no hay medicamentos para pacientes de cáncer y otras enfermedades graves, escasea la atención médica, no hay crecimiento ni desarrollo económico, empeoró la inseguridad y la violencia está en niveles nunca antes vistos, no han bajado los energéticos, siguen subiendo los precios, no hay más dinero en las familias mexicanas, aparece Tattoo para gritar “el avióoon, el avióoon” y distraer la atención.
Los temas verdaderamente importantes quedan de lado cada vez que el Presidente habla del avión. Y entonces nos concentramos en que si se vende o se rifa, que si serán cachitos de 500 pesos, que si recuperamos millones y millones de dólares que se usarán para toda causa noble o urgente que se necesite.
Esa historia se repetirá cada vez que la coyuntura le incomode a López Obrador. Hoy usa el avión, después usará cualquier otra cosa para seguir manejando e imponiendo la agenda mediática. El chiste es seguir centrando la atención de las mayorías en lo que más le convenga a la 4T, en lo que más utilidad electoral le reporte y distraerla de lo que más le afecte.
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BON APPÉTIT: ¿Se imagina usted a la aguerrida Tatiana Clouthier vendiendo cachitos de lotería?, ¿a Dolores Padierna o Mario Delgado?, ¿le compraría un cachito a Sergio Mayer o Gerardo Fernández Noroña, que aunque es diputado por el PT, es aplaudidor de la 4T? Lo que reportan desde San Lázaro es que no cayó nada bien la ocurrencia, perdón, la idea de Mario Delgado para que sus diputados se pongan a vender los boletos para rifar el avión presidencial.
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POR ALEJANDRO CACHO
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