Algo anda mal

Cuando la violencia que nos consume, lejos de unirnos, nos divide...

Algo anda mal cuando las víctimas son revictimizadas en la plaza pública. Algo anda mal cuando el Presidente considera que la indignación que los mueve es un show. Algo anda mal cuando se agrede y ataca a quienes con dolor a cuestas salen a la calle a pedir paz. Algo anda mal si la violencia que nos consume lejos de unirnos, nos divide. Algo anda mal cuando el legítimo reclamo para poner fin a la espiral de inseguridad, es golpeado para acallarlo.

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“Lo que más tristeza me da es que nos trataron de detener al grito de ‘es un honor estar con Obrador’, nosotros no estamos en contra del presidente”, me dijo en la cabina de MVS Noticas, Adrián LeBarón, al otro día de que fueran agredidos en el Zócalo.

“Muchos de los que participaban en la marcha por la paz tenían la esperanza de que el Presidente los recibiera y no fue así”, remata.

“A nadie se la he hecho justicia, no hay un solo sentenciado por el asesinato del hijo de Sicilia ni por el asesinato en Bavispe (de 9 integrantes de las familias LeBarón, Langford y Miller), vivimos en la impunidad total. La marcha era para pedir justicia por todas las víctimas del país y no contra el Presidente”, señala Julián LeBarón.

Las imágenes que se viralizaron de gritos e insultos dan cuenta de un país fragmentado. Partido por quienes desde lo público alimentan la división. La responsabilidad no es sólo del Presidente, pero como jefe de Estado tiene –debe tener– el mayor tramo de culpa. Quien ha atizado contra algunos integrantes de la Caravana, quien se negó a recibirlos y minimizó su reclamo tachándolos de “momias que callaron” en sexenios anteriores, fue él. La oposición claro que ha generado polarización y ataca hasta el absurdo como puede para pegarle a López Obrador, pero el Presidente tendría que colocarse por encima de esa polarización, no nutrirla.

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“Yo había quedado en que no iba a poder (recibirlos), no solo porque tenía mi recorrido, sino porque no quiero que se presenten situaciones de conflicto en las que yo tenga que estar directamente involucrado”, dijo el lunes en la mañanera el Presidente.

“Hasta ahora están abriendo los ojos, gritan como pregoneros y callaron como momias”, fustigó. Algo anda mal cuando ese mismo día, por la tarde, a quienes sí recibió el Presidente en Palacio Nacional, fue a los gobernadores del PRI. Ese partido, desdibujado y plegado a la voluntad presidencial, es invitado a comer, mientras a las víctimas se les minimiza.

No es Sicilia ni los LeBarón. Ahí estaban el domingo en el Zócalo, insultados por quienes ven en un legítimo reclamo un ataque, padres de los niños con cáncer, familiares de pequeñitos de la Guardería ABC, colectivos que han acompañado la búsqueda de los 43 de Ayotzinapa... ¿a ellos hay que insultarlos? ¿Esas voces hay que callarlas? No sé, creo que algo anda mal.

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POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN


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