Hace unos días, el Inegi dio a conocer la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana según la cual una de cada tres mujeres de zonas urbanas sufrió acoso o violencia sexual en la segunda mitad del año, lo que sin duda explica por qué la protesta de las mujeres en las calles se intensificó en ese mismo periodo.
La cifra sin duda debe alarmar a las mujeres, pero sobre todo al Estado que sigue sin encontrar la manera de proteger a quienes forman 50 por ciento de la población mexicana, sector que continúa esperando acciones que frenen estas conductas. De acuerdo con la mencionada encuesta, 27 por ciento de las mujeres mayores de 18 años fueron víctimas de acoso o violencia sexual, mientras que en el caso de los hombres la cifra fue de 10 por ciento, lo que demuestra cuál es la población más vulnerable.
Con esta encuesta, el gobierno incorpora por primera vez el tema de violencia sexual en este tipo de mediciones y revela el horror que a diario vive un tercio de la población, esto debido a que a la fecha no hay un programa, acción o campaña que haya frenado este fenómeno.
Hace unos días miraba un documental sobre el promotor de la llamada “yoga caliente”, Bikram Choudhury, el famoso maestro hindú de yoga que aprovechó su fama y el respeto que sentían por él varias mujeres para pedir favores sexuales a cambio de otorgar la autorización para abrir una escuela de yoga.
El caso, aunque ocurrió en Los Ángeles y cobro relevancia en todo Estados Unidos, refleja que la violencia sexual contra la mujer es un problema que enfrentan todas las naciones y a la fecha ningún país ha logrado poner freno o dar una auténtica protección a las mujeres en el corto o mediano plazo. Este documental llegó a mi vida meses después de que comencé a practicar esa disciplina, inicialmente no tenía idea de lo que su creador hizo y que refleja que no hay espacio donde la mujer no sea violentada.
México no es la excepción y si bien la encuesta que difundió el Inegi ayuda a visibilizar el problema, no da opciones para proteger a las mujeres, especialmente aquellas que viven en Hermosillo, La Paz, León, Morelia, Laguna, Puebla, Tlajomulco, el puerto de Veracruz, Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, Mérida, Villahermosa, alcaldías de la Ciudad de México y municipios del Edomex, que representan verdaderos focos rojos para las mujeres.
La encuesta revela además que la percepción de violencia es mayor en las mujeres, pues mientras 77 por ciento de las entrevistadas aceptó que se siente insegura, en el caso de los hombres la cifra fue de 68 por ciento. Parece paradójico que mientras más denuncias de violencia contra la mujer se registran, ésta se ha normalizado en toda la sociedad.
La única manera de modificar esta conducta es emprender una cultura no machista y empoderar a las niñas y mujeres, especialmente a las menores de 18 años. Una alternativa que me parece debe multiplicarse son las clases de defensa personal como las que promueve la asociación Movimiento de Unidad, Justicia, Equidad y Respeto (M.U.J.E.R).
Una mujer fuerte, segura y empoderada jamás permitirá ser violentada y ahí el Estado tiene una enorme deuda, ojalá la próxima generación detenga esto.
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POR KAREN QUIROGA ANGUIANO
INTEGRANTE DE LA DIRECCIÓN NACIONAL EXTRAORDINARIA DEL PRD
@KARENQUIROGAA
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