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Los 'revoltosos” papás de niños con cáncer

Imposible no compartir su impotencia. Inhumano no acompañarlos

OPINIÓN

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Difícil imaginar la desesperación de un padre, de una madre, en la búsqueda de un medicamento que permita a sus hijas e hijos seguir dando la batalla contra el cáncer; que les permita vivir.

Entendible la impotencia. Compartida la rabia que los lleva a bloquear el aeropuerto y la frustración que provoca un intento exasperado por detener las operaciones de la terminal aérea con tal de ser escuchados.

Imposible no compartirla. Inhumano no acompañarles. Incomprensible la torpeza de quienes encabezan el sector Salud y no resuelven. Imperdonable que no den respuestas y certidumbre.

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 Platico con Israel Rivas, padre de Dahana, una pequeñita que combate al cáncer. Hemos conversado desde hace meses, más de lo que, estoy seguro, él quisiera, sobre un tema que lejos de resolverse sigue enredado. Israel, como cientos de padres más, está enojado, decepcionado. Tiene razones. Los medicamentos que su hija necesita escasean; no están cuando los requiere, y nadie le garantiza que estarán.

 A él no le importa qué partido gobierna o si el presidente se apellida López Obrador, tampoco si el secretario o subsecretario de Salud, Jorge Alcocer y Hugo López-Gatell, juran y perjuran que las medicinas sí están disponibles, y le tiene sin cuidado si la responsabilidad es del Hospital Infantil de México Federico Gómez, de un laboratorio o empresa distribuidora. No le importa si la Oficialía Mayor licitó y compró a tiempo. Él quiere la certeza de que la quimioterapia de su hija estará en el momento que la necesite para continuar con su tratamiento. ¿Es mucho pedir? Parece que sí.

 “¿Cuántos bloqueos tenemos que hacer para que las autoridades entiendan que no se puede jugar con la vida de nuestros hijos?”, me dice.

 “Cuando salimos a la calle nos dicen que ya está el medicamento para que la mayoría de los papás, ‘revoltosos’ como nos llaman en el gobierno federal, nos callemos”, narra.

 “Ya no solo es por nuestros hijos, estamos en contacto con papás de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, San Luis Potosí… es una crisis nacional. Bloqueamos por nuestros hijos, pero también por los que no conocemos. Si no hay un compromiso claro por escrito, somos capaces de meternos a las pistas y acostarnos en las pistas (del Aeropuerto). Esto no es un juego, es una crisis de salud. No tenemos nada que perder”, remata.

 Están dispuestos a todo, porque de por medio está la vida de sus hijos. ¿Qué padre no haría hasta lo imposible por conseguir el medicamento que necesitan?

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 Tras el bloqueo del miércoles en el AICM, hubo respuesta. El medicamento llegó. Es la misma historia que se ha vuelto costumbre y se repite una y otra vez: no hay medicinas, las familias salen a exigirlas, llegan las medicinas, se apaga el incendio y en unos meses se reavivan las llamas, porque la solución no es de fondo y de nuevo escasean los medicamentos.

 El sistema de salud sobrevive con parches. En la secretaría de Salud están rebasados. El secretario es un holograma, y el subsecretario, que se asume al mando, maneja con torpeza procedimientos, comunicación, logística y operación.

 La crisis no está resuelta. Solo se ha colocado otro parche.

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POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM 

@MLOPEZSANMARTIN

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