El duelo

Hay muchas cosas que exudan la cultura de EU con amplitud; el futbol americano es bastión representativo

Ellos sólo lo llaman futbol; el otro (el nuestro, el del mundo) es soccer. ¿Les preocupa llevarnos la contra? Por el contrario, el desafío es una reivindicación.

El americano es un juego de conjunto en el que sus participantes requieren fuerza, velocidad, precisión, coordinación, resistencia y concentración. Es, sí, un deporte. Pero no podemos definirlo sólo clasificándolo ahí.

Es la encarnación “inocua” más gráfica de una batalla militar. Dos ejércitos, con sus caballerías, infanterías y generales se plantan, literalmente, en un campo de batalla y se disputan el terreno yarda a yarda. Un quarterback es al mismo tiempo arquero, cañón y capitán. Los juegos son grandes espectáculos, llenos de jugadas que combinan destreza personal y de conjunto, estrategia y suerte, resultando en un coctel a veces inverosímil.

No es difícil ver porqué estamos tan enganchados. Las batallas apelan a varios de nuestros condicionamientos sociales más arraigados. Pero hay un elemento adicional. El juego resume estadística. Desde aquellas que analizan el desempeño de los jugadores y equipos hasta las que registran lo que ocurre cada vez que franquicias con nombre de ave se enfrentan; los colores, la historia de los participantes dentro y fuera de la cancha, todo es susceptible de ser relacionado en impresionantes y hasta absurdas bases de datos. Todo a la manera gringa de traducir la realidad en números y, creo, en un afán de dotar de un toque de racionalidad a un deporte que apela de tantas formas a nuestras emociones, pero que también da pie a todo tipo de cábalas.

El duelo cumbre de esta temporada ha llegado. La próxima semana se jugará el Súper Tazón, entre dos equipos que demostraron, durante la temporada regular y en los playoffs, ser los más fuertes en defensiva y ofensiva.

Kansas City tiene a Patrick Mahomes, el mariscal de campo que promete ser el mejor en su posición en esta década: es un líder indiscutible con un brazo fuerte y preciso, que piensa rápido, es elusivo y corre muy bien.

San Francisco tiene una defensiva impenetrable, una muy fuerte ofensiva por tierra y también a Jimmy Garoppolo, que no se siente intimidado con el rival.

Los Jefes fueron los primeros en jugar un partido de Super Bowl en 1967, perdiendo frente a Green Bay por 35-10. Regresaron en 1970 y consiguieron su primer y único trofeo, venciendo a los Vikingos de Minnesota 23-7. Tardaron 50 años en llegar a otra final.

Los 49ers tienen una presión distinta. Se coronaron en cinco ocasiones en los 80 y 90, formando un equipo de leyenda. Es imposible olvidar a Joe Montana o a Jerry Rice, que son reconocidos entre los mejores de la historia.

Hoy están respaldados por números muy sólidos: los Jefes lograron 12 victorias y cuatro derrotas, mientras que sus oponentes tienen una combinación de 13-3. Ambos fueron locales en los juegos divisionales y de conferencia, pero los de San Francisco tuvieron resultados más consistentes.

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POR GUSTAVO MEOUCHI

GUSTAVO_MEOUCHI@YAHOO.COM