Sabemos que el calentamiento global y el cambio climático nos afecta a todos los habitantes de la Tierra, pero sólo algunos son los que se interesan y son menos aún las personas que pueden hacer algo al respecto con un verdadero impacto mundial. Muy probablemente las personas quienes pueden -y deben- realizar esta significativa y urgente lucha, sean las mismas que se dan cita en Davos, Suiza, cada enero desde hace ya 50 años, en el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
Y es que en este Foro se reúnen alrededor de 3 mil personas, de las más influyentes y poderosas a nivel mundial, entre líderes empresariales, políticos, sociales, científicos y personalidades mediáticas de 110 países. Dueños y/o presidentes de empresas multinacionales como Nestlé, Deutsche Bank, Google, entre otras, de las más de mil compañías más importantes que estarán presentes en Suiza, aunado a políticos como Donald Trump, Pedro Sánchez, Angela Merkel y, por la parte social, estará haciéndose escuchar la activista sueca, Greta Thunberg, ya que tres de las siete temáticas a abordar serán acordes al cuidado de la Tierra, Futuros saludables, Cómo salvar la Tierra y Tecnología para el bien, tópico que combina sostenibilidad y mejores prácticas laborales.
Sin embargo, no deja de llamar la atención, que estos líderes empresariales que durante esta semana discuten sobre “cómo salvar al planeta” sean los mismos que, por sus métodos de producción y comercialización, hayan acabado con gran parte de la tierra, agua y aire, contaminando hasta dejar varias zonas del mundo inhabitables para cualquier especie. Lo mismo pasa con otros cuatro temas que se plantearán en este Foro, mismos que tienen que ver con las prácticas laborales y la desigualdad social, económica y de género alrededor del orbe. El chiste se cuenta solo. Al respecto, Oxfam, organización humanitaria de la sociedad civil dedicada a estudios sobre pobreza y desigualdad, señala que “el sistema neoliberal se encuentra fuera de control”.
En este sentido, las críticas al WEF no son infundadas, pues este “club de élite” es el principal defensor del sistema neoliberal y, por ende, de sus consecuencias. Tampoco sorprende que Trump, en su intervención, haya sido muy enfático en mostrar sus logros para el país enarbolando los acuerdos comerciales con China y el T-MEC, mencionando que el supuesto quiebre del capitalismo se rejuvenece “con más capitalismo, más libre empresa y mayor libre mercado”, concluyendo que gracias a su administración “el sueño americano está de regreso”, mientras se mofaba de los “profetas del apocalípsis”, aludiendo a Thunberg.
En el otro lado de la moneda, la adolescente sueca volvió a arremeter contra políticos y empresarios mencionando que “por si no lo han notado, nuestra casa sigue en llamas” y cuestionando a los presentes les dijo “¿qué le dirán a sus hijos sobre la razón por la que fracasaron y los dejaron enfrentando [...] el caos climático que trajeron a sabiendas?”. Reclamos y cuestionamientos más que pertinentes cuando se trata del club que en realidad puede salvar al mundo y que por sus intereses particulares deciden no hacerlo.
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POR ADRIANA SARUR
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