Opinión

El coronavirus y la Secretaría de Salud

Desde el 8 de enero, los hospitales de alta especialidad, de forma conjunta, iniciaron la aplicación de protocolos

El coronavirus y la Secretaría de Salud
Foto: FOTO: Especial

Se anunció un posible arribo por contagio del coronavirus a nuestro país. Ello en el estado de Tamaulipas, donde hay un enfermo bajo observación.

Desde el 8 de enero pasado, los hospitales de alta especialidad, de forma conjunta, iniciaron la aplicación de protocolos de vigilancia sanitaria y medidas preventivas. Un día después, la Secretaría de Salud emitió un aviso preventivo sobre este microorganismo y el miércoles compartió un segundo sobre el mismo tema.

¿Por qué, si hasta el momento pareciera que se están tomando las medidas correctas por parte de la autoridad, existe incertidumbre y temor en la población? El presidente López Obrador mantiene altos índices de popularidad, pero no sucede lo mismo con respecto a la confianza que se tiene sobre algunas acciones de gobierno. De allí que la comunicación deba reforzarse para ciertos casos.

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Si bien el Ejecutivo federal sabe marcar agenda, se percibe a muchos miembros de su gobierno más bien asustadizos, poco preparados y, en ocasiones, hasta incompetentes. Por ejemplo, ante la crisis del Insabi —a nivel de la opinión pública, al menos— no acudió el secretario de Salud, Jorge Alcocer, a hacer acto de presencia. Y, por lo que a este asunto del virus se refiere, la SS, su titular y dependencias vinculadas se han visto tibios y poco coordinados en su respuesta a las inquietudes. Sus pasados avisos no han sido difundidos ampliamente y se tratan de medidas meramente reactivas y no proactivas o de prevención. Más todavía cuando se le compara con el esquema de comunicación plasmado por el gobierno estatal de Tamaulipas, el cual rápidamente emitió un protocolo de bioseguridad y publicó el mismo a nivel nacional.

Ya que no pocas veces se alude a la administración calderonista en las mañaneras, valdría la pena recordar cómo trataron en su momento la amenaza de una epidemia de Influenza. Cierto, fue tal el grado de penetración que consiguió el gobierno, que se consideró que habían sobreactuado y el PIB ese trimestre bajó medio punto atribuible al freno de la actividad económica. Pero lo principal, más allá de si fue mucha o poca su intromisión en aquella ocasión, existió la percepción de que se hacían cargo del problema. Sin duda, se trató del mejor momento de comunicación entre el gobierno calderonista y la población; se trabajó codo a codo para enfrentar una posible pandemia.

La percepción, que en ocasiones se acerca a la realidad, marca que el actual gobierno de la 4T no ha podido comunicar, en cambio, lo que está haciendo ante la presente amenaza. Es necesario que esto se conozca, así como lo que se espera lleve a cabo la ciudadanía en su conjunto y ciertos actores específicos. Por cierto, parte de lo anterior es que el sector Salud no deje de asistir a la reunión de emergencia de la Organización Mundial de la Salud, a la que se le convocó con motivo de este virus.

Esperemos que el padecimiento del médico-académico de Tamaulipas no se trate del coronavirus, pero ello no exime al Estado garantizar que estemos lo mejor preparados posible para enfrentar esta epidemia si se diese el caso.

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