El lunes 20 de enero fue el 90 aniversario del nacimiento de Martin Luther King, el prócer de los derechos civiles asesinado hace casi 51 años, en 1968, en Memphis por un racista blanco.
Esto viene a cuento porque medio siglo después de la que fuera una épica temporada de luchas por la vigencia de derechos civiles, pospuestos literalmente desde el final de la Guerra Civil de 1861-65, y un periodo de progreso aparente después de los años 60, el problema de las relaciones raciales vuelve a ocupar la atención, y la preocupación, de los estadounidenses.
El de las razas y su convivencia es uno de esos temas dramáticamente conflictivos en Estados Unidos, un país que a pesar de enormes progresos todavía enfrenta lo que parece como un feroz retraso.
Cierto que son pocas, si acaso, las naciones que pueden decir que han superado completamente los problemas raciales, pero las actuales consideraciones hablan incluso de una aparente regresión en los Estados Unidos.
A lo largo de 2019, las encuestas de opinión pública consignaron una frustrante realidad. "Una fuerte mayoría de negros (73%), hispanos (69%) y asiáticos (65%) dicen que (el presidente Donald Trump) ha empeorado las relaciones raciales, en comparación con aproximadamente la mitad de los blancos (49%)", anotó por ejemplo una encuesta del Centro de Investigación Pew publicada en abril.
Es en cierta forma una visión partisana: ocho de cada 10 demócratas dicen que el mandatario ha hecho más negativas las interacciones entre grupos étnicos, específicamente entre blancos y otros en el país. En contraste, sólo 20 por ciento de los republicanos está de acuerdo y de hecho un tercio o más afirma que ha hecho progresos.
Pero al mismo tiempo es importante consignar que los demócratas son el partido que agrupa a la mayoría de los integrantes de minorías étnicas en Estados Unidos. Las fotografías de asambleas republicanas reflejan una abrumadora presencia blanca. Para la mayoría de los miembros de grupos étnicos, las personas tienen más probabilidades de expresar puntos de vista racistas o racialmente insensibles desde que Trump fue elegido.
El tema es tanto más complicado porque Trump fue el inmediato sucesor de Barack Obama, el primer mandatario estadounidense de raza negra (mulato), y luego de predicciones de los demógrafos en torno al inminente paso de la población blanca al rango de minoría principal, pero minoría al fin y al cabo, de los Estados Unidos.
Para bien o para mal, las tensiones raciales son parte pero también añaden a los problemas de polarización que ya ocurren en el país.
De hecho, el gobierno Trump alberga a grupos o activistas que tienen motivaciones raciales. Stephen Miller, asesor de la Casa Blanca para temas migratorios, considera que la llegada de inmigrantes permitirá un proceso de "sustitución" de la población blanca por los nuevos llegados.
Y no hay forma de evitarlo.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE1
IMU
La raza, otra vez problema en EEUU
Es importante consignar que los demócratas agrupan a la mayoría de los integrantes de minorías étnicas