Gobernanzas migratorias

Las transformaciones migratorias implican cambios en las gobernanzas tanto regionales como comunitarias

En estos días se celebra en Ecuador la XII Cumbre del Foro Global sobre Migración y Desarrollo, con la búsqueda de aproximaciones sostenibles al fenómeno de la movilidad humana, justo en un momento en el que la región latinoamericana y caribeña se preparan para enfrentar el fenómeno que a nivel local ya da razón para que sea uno de los primeros en sus agendas de inicio de año.

Del 20 al 24 de enero, en la ciudad de Quito participan los representantes de las diferentes regiones y subregiones, preparadas para abordar tres temas centrales. Entre ellos, los de los países de la región mesoamericana.

Los tres asuntos principales en la reunión son las respuestas coordinadas ante movimientos mixtos que suponen alianzas y acción colectiva para la protección de los derechos de las personas; el rol de los gobiernos en las narrativas y comunicación en materia de migración; y la movilidad humana como parte de las estrategias de desarrollo urbano y rural.

La existencia de nuevos compromisos sea en reuniones de crisis o en seguimiento de acuerdos multilaterales supone para los países un enorme esfuerzo en recursos sociales, humanos y políticos.

Para todas las poblaciones en situación de movilidad, en la agenda 2030 de Naciones Unidas se reconoce que la migración es un aspecto fundamental del desarrollo, así como en otros mecanismos y programas internacionales. En 10 años, se habrá cumplido con las fechas para la realización de los balances que reflejarán si fue posible asumir los retos que en el camino se sumaron y no sólo los que en el momento de los acuerdos se presentaban.

Mientras, los desplazamientos crecen, y es de esperar que nuevos patrones migratorios surjan ante las dificultades económicas y sociales emergentes en América del Sur y Oriente Medio, presionando una vez más el panorama global de tendencia al incremento de los volúmenes de personas que se mueven de un país a otro, o entre regiones.

Si bien es cierto que el papel del migrante en la construcción y desarrollo social es conocido, sus capacidades para convertirse en actores cuya capacidad de recuperación y "mentalidad de crecimiento, como señala la Organización Internacional de Migraciones, no son reconocidas.

La facultad de absorción y de integración depende de la prospectiva local y municipal, de provincias y estados. En ese contexto, crece la preocupación por resolver un reto principal y urgente como es el de la solución a los pasos en ciudades transfronterizas y las gobernanzas regionales, como ocurre esta semana en la frontera entre México y Guatemala.

Las transformaciones migratorias y desplazamientos humanos crecientes implican cambios en las gobernanzas regionales y comunitarias. La armonización entre esas dimensiones implica tiempos y diálogo en procesos que toman tiempo y las fronteras, de ahí la importancia de la prospectiva ante la nueva realidad.

*Catedrática universitaria

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POR GUADALUPE GONZÁLEZ

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