El pasado 14 de enero de 2020 tuvo lugar la toma de protesta del Dr. Alejandro Giammattei, quien asumió la presidencia de Guatemala para el periodo 2020-2024.
Tuve el honor de asistir a este evento para refrendar la importancia de las relaciones entre nuestros países. Con Guatemala, México comparte mucho más que los 959.9 kilómetros de frontera que separan los estados de Chiapas, Tabasco y Campeche, de los departamentos de San Marcos, Huehuetenango, Quiché y Petén. En los dos países, más de 12 millones de personas habitan en la región fronteriza; un espacio compartido donde cada día ocurren incontables intercambios que abarcan todas las esferas de la actividad humana.
En la última década, el comercio de México con Guatemala pasó de 1,691 millones de dólares (mdd) en 2008 a 2,489 mdd en 2019, lo que es un avance sin duda, pero aún muy por debajo de su potencial. Nuestro país es el principal inversionista en Guatemala de América Latina y el Caribe y el segundo después de Estados Unidos a nivel mundial.
Todo esto debería aprovecharse y potenciarse más para el establecimiento de cadenas productivas que vinculen al sur-sureste de México con la economía centroamericana a través de Guatemala, y para realizar proyectos de cooperación en una diversidad de áreas que contribuyan a la integración para la prosperidad de ambas naciones. Nuestros países enfrentan retos comunes como la desigualdad, la pobreza, la inseguridad y la violencia, factores que irremediablemente explican el crecimiento del fenómeno migratorio que hemos visto en los últimos años, y la nueva faceta de las caravanas que representan mayor complejidad y que deben atenderse en lo coyuntural sí, pero sobre todo, resolverse en lo estructural, priorizando las causas que obligan a las personas a dejar su lugar de origen por necesidad.
La Comisión que presido en el Senado de la República (América Latina y el Caribe), aprobó un punto de acuerdo para manifestar su apoyo al nuevo Programa de Desarrollo Integral de Guatemala, El Salvador, Honduras y México, que es el sexto programa de esta naturaleza que se intenta en 3 décadas y que se propone la ejecución de proyectos para detonar el crecimiento económico de la región en los rubros de capacitación, emprendedurismo, energía, infraestructura y frontera, entre muchos otros.
Han habido avances en el pasado, sin duda, pero hay que reconocer que los esfuerzos han quedado cortos.
Si queremos más resultados concretos, tendría que enfocarse una agenda específica con 2 o 3 prioridades con recursos suficientes, y una vez logrados, ejecutar nuevos proyectos. En el pasado, las grandes dificultades para mayores avances se dieron en la esfera institucional y en la de recursos. Muchos proyectos, poca capacidad de ejecución y pocos recursos reales. Si se cambia este enfoque, podremos ver frutos más pronto que tarde para una prosperidad compartida.
[nota_relacionada id=825116]POR VANESSA RUBIO
SENADORA DEL PRI
@VRUBIOMARQUEZ
eadp