El juicio constitucional contra Donald Trump formalmente abordará "altos crímenes" y "fechorías" cometidas por el mandatario, al que se acusa de abuso de poder y obstrucción al Congreso.
En el fondo, las dos únicas preguntas a responder serán si Trump usó y abusó de los poderes de su oficina en sus interacciones con Ucrania en beneficio propio y si obstruyó la investigación del Congreso sobre ese asunto.
Al margen de cualquier otra consideración, algunos creen que en realidad, lo que estará en juego es toda una interpretación del poder en Estados Unidos y la confirmación de las divisiones en ese país.
Trump se presentó ante los estadounidenses como un moderno "César"; un "ejecutivo" que haría funcionar la Presidencia, restablecería la economía y la grandeza estadounidense a base de medidas que él y sus partidarios perciben como lógicas, pero que en el fondo descalifican todo aquello que EU ha sostenido.
Los procesos de debate y diálogo han quedado reducidos a poco menos que monólogos de mitin político y el alegato esencial parece ser que lo que es bueno para Trump y sus intereses, es bueno para el país.
De acuerdo con los politólogos Susan Hennessey y Benjamin Wittes, Trump tiene una visión personalizada del poder y por ello no tiene problemas en usar los recursos del estado, a comenzar por la policía, contra sus enemigos.
En el caso de Ucrania, sus intereses personales –tratar de exhibir a un adversario político interno– lo llevaron a presionar al gobierno del presidente Volodimir Zelensky y poner en entredicho lo que se consideraba un interés de seguridad nacional, o sea apoyar a Ucrania frente a Rusia. Trump ha gobernado en buena medida con base en sus impulsos y percepciones, en una forma que muchos han considerado como caótica.
El analista Peter Bergen comparó la política exterior con un barco de Estado que navega en un mar turbulento y lleno de amenazas sin un timón que funcione bien.
Pero las quejas de los expertos y los analistas no conjugan con las de Trump o sus seguidores, que de hecho se retroalimentan. Es por eso que el juicio de impugnación será un nuevo elemento contencioso en EU.
Para amigos y enemigos resulta difícil creer que será un juicio "justo". Es un hecho político que será percibido de esa forma: cualquiera que sea el resultado confirmará los peores temores del grupo que se considere afectado.
El que de hecho se espere que el senado absolverá a Trump en un ejercicio de conveniente lealtad partidaria de la mayoría republicana no elimina el sentimiento de agravio de los partidarios de Trump.
Que el juicio resulte en una feroz exposición de Trump y sus pecados con posibles consecuencias en las elecciones del próximo 3 de noviembre hará poco por consolar a los adversarios del mandatario por su permanencia.
Y cualquiera que sea el resultado sólo confirmará los peores temores de una parte de los estadounidenses.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE1
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