La creación de un Centro de Investigación Internacional para el análisis, reflexión e investigación de los asuntos que mueven las relaciones internacionales y de la política exterior de México, en el Instituto Matías Romero, es una de las mejores noticias del año en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
No es que falte información o conocimiento en la SRE, una de las pocas secretarías que cuenta con un cuerpo de profesionales dispuestos a escuchar y ofrecer información y análisis más allá de la conveniencia política interna.
El centro está englobado en el Instituto Matías Romero, dedicado sobre todo, pero no sólo a mejorar la preparación de los diplomáticos mexicanos.
Pero evidentemente hacía falta algo más.
Todo país necesita un centro capaz de evaluar la problemática internacional y las posibles implicaciones o consecuencias para sus propios intereses, su seguridad o su bienestar.
México es un país que a pesar de contar con distinguidos diplomáticos, pareció sólo reactivo por mucho tiempo. Con base en la aplicación –calificada a veces– de la Doctrina Estrada, la diplomacia mexicana ha debido por muchos años seguir la inspiración política de los gobiernos de turno.
Pero luego de los últimos 20 años y los intentos por el "aggiornamento" y neorrealismo político protagonizados con mayor o mejor fortuna por los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se hizo evidente la necesidad de una mejor estructura de análisis.
Un intento de crear un consejo de Seguridad Nacional evidentemente no funcionó, al menos como se hubiera deseado, por las rivalidades político-burocráticas en que se vio involucrado.
Por eso es importante el nuevo centro. Está englobado dentro en una secretaría que por designio tiene que coordinarse con el resto del gobierno y por realidad está obligada a evaluar condiciones internacionales, y hacer recomendaciones al margen de la situación política interna.
Además, mantiene –y sus integrantes siguen esa política– intercambios y relación con organizaciones similares, académicas y especializadas dentro y fuera de México.
La decisión política final no le corresponde a la SRE, pero su voz tiene un peso definido institucionalmente y en el caso actual, el secretario Marcelo Ebrard tiene un papel político importante. Las consideraciones políticas internas definirán siempre las decisiones, pero –al menos en teoría– los responsables podrán tomarlas con conocimiento de causa, no por inspiración.
El centro de análisis dentro del Instituto Matías Romero es una gran iniciativa hecha realidad, que ofrece al menos la posibilidad de decisiones enteradas en términos de política internacional. Ciertamente no garantiza infalibilidad ni hacia dónde se incline la balanza política, ni siquiera que le hagan caso.
Pero como ocurre con muchos instrumentos, es mejor tenerlo que no.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE1
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